En su Informe Trimestral divulgado el pasado 31 de mayo de 2023, el Banco de México (Banxico) publicó sus nuevas proyecciones de crecimiento económico e inflación para 2023 y 2024. En lo que respecta a este año, se estima un crecimiento puntual de 2.3%, nivel significativamente mayor al 1.6% previo; mientras que para el siguiente año se estima un crecimiento de 1.6%, nivel inferior al 1.8% previo, pero en línea con el pronóstico del Fondo Monetario Internacional. En relación, a la inflación general se proyectan ligeros descensos en su trayectoria, mientras que las estimaciones de la inflación subyacente se mantuvieron prácticamente sin cambios.
Banxico muestra un balance de riesgos que considera un sesgo a la baja para el crecimiento económico, mientras que para la inflación el sesgo es al alza; aunque con la tranquilidad de que la distribución de probabilidad de las expectativas a la inflación parecen estar bien ancladas. En este entorno, Banxico considera que su postura monetaria es consistente con su mandato legal, aunque reconoce en su informe que: “…panorama complicado durante el horizonte de pronóstico”.
En mi opinión, lo más complicado para Banxico en la presentación de su Informe Trimestral fue defender su “pausa” en el ciclo de alza, aunque para la Junta de Gobierno parece ser el fin del ciclo; al tiempo de comunicar de manera efectiva su guía adelantada. Si pensamos en la función de reacción de Banxico, es claro que parecen existir elementos que sugieren dar un espacio para la pausa, pero como lo dejó en claro la gobernadora, es prematuro pensar en un eventual recorte de tasa de interés para el presente año. Considero que la expresión de que Banxico tiene un “cuchillo entre los dientes” refleja de manera adecuada el entorno que enfrenta el instituto central, ya que los riesgos externos se mantienen y el repunte de la inflación en EUA introduce un factor de riesgo y preocupación a la decisión de política monetaria de Banxico.
La tasa de referencia de Banxico en niveles de 11.25%, ya incomoda a muchos actores económicos que ven una tasa de interés real muy restrictiva y que aprieta el índice de condiciones financieras. Los riesgos asociados a presiones salariales y una brecha del producto que se cerrará más rápido parecen ser los riesgos más latentes para la inflación; aunque, la apreciación del 8.72% que ha tenido el peso durante el 2023 con una fuerte entrada de remesas y la baja en los precios de los commodities (cobre, trigo, maíz, gas natural y petróleo) parecen dar un respiro a la inflación en el corto plazo, ya veremos.