Desde el punto de vista empresarial, el término On Demand se refiere a los servicios o productos que se entregan al cliente cuando lo necesita, es decir, el usuario paga por el producto sólo cuando lo solicita o hace uso de este. La economía bajo demanda, economía colaborativa o apps on demand han tenido un gran impulso durante el último año, y se espera que para 2025 tenga un crecimiento de 350 millones de dólares, según datos de la consultora PwC.
Este esquema ha generado una competencia global en diferentes sectores y atraído a múltiples empresarios y prestadores de servicios. Actualmente es posible encontrar servicios on demand en diferentes rubros: bienes raíces, supermercado a domicilio, lavandería y tintorería, hospedaje, servicio de limpieza y reparaciones para el hogar, salón de belleza, transporte, streaming, y seguros, por mencionar algunos.
Todos estos servicios se han democratizado, en parte, gracias al concepto on demand, que hace fácil encontrar productos para cubrir casi cualquier necesidad y además permite a los clientes manejar de manera más eficiente sus gastos sin la obligación de tener un costo fijo que deben pagar cada determinado tiempo. Otro beneficio es que facilita el acceso a todo tipo de servicios de forma segura, a través de aplicaciones y dispositivos como celulares y tablets.
Según cifras del Harvard Business Report, las empresas on demand al día de hoy prestan servicios a más de 22.4 millones de personas alrededor del mundo, siendo Uber, Netflix, Airbnb, MyClean Inc. y Amazon algunas de las más populares. Y si la movilidad, el entretenimiento, el hospedaje y la limpieza del hogar pueden ser on demand, ¿por qué no lo serían los servicios del sector seguros?
Los seguros bajo demanda surgieron de la misma necesidad que los servicios mencionados anteriormente: la famosa compra por uso. El usuario quiere tener el poder de activar y desactivar su seguro. De ahí es que surgió esta tendencia, que poco a poco va escalando en el interés de los usuarios, porque conserva la filosofía de “pago por consumo” y tiene tres importantes características: posibilidad de ajustar los precios en función de riesgos, bajo costo unitario y gradualidad de coberturas.
Si tomamos en cuenta, por ejemplo, que en México 7 de cada 10 autos no cuentan con seguro, según cifras de la Comisión Nacional para la Protección de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), y que el 42% de los propietarios de un automóvil no contratan un seguro porque lo consideran muy costoso (Encuesta Nacional de Inclusión Financiera), los seguros on demand parecen ser una oferta de valor, sobre todo durante los tiempos de crisis como los que vivimos recientemente, en donde el uso del automóvil se limitó debido al confinamiento.
Bajo este concepto, Clupp es un buen ejemplo de seguros on demand en México, con su propuesta de seguro de movilidad que se ajusta a las necesidades de cada conductor mediante una suscripción mensual. El costo se define con base en la cantidad de kilómetros que el usuario habitualmente recorre, es decir, lo pueden consumir solo durante el periodo que lo requieren de acuerdo con la frecuencia de uso que le dé a su medio de transporte ya sea auto, motocicleta, bicicleta o monopatín.
La plataforma ofrece 3 modalidades para seleccionar la póliza más adecuada según las necesidades del usuario: Plan reducido, Plan normal y Plan intenso. Cada una está diseñada para usuarios que recorren poco kilometraje, para conductores que tienen una rutina de movilidad más establecida (por ejemplo, recorridos casa-oficina) y para aquellos que conducen largas distancias o tienen una tasa elevada de kilómetros mensuales.
De esta manera, los seguros bajo demanda en México se abren camino a paso firme y con el empuje de un mercado que promete crecer de manera exponencial. Todo esto gracias al Internet de las Cosas, la tecnología y el desarrollo de soluciones innovadoras de movilidad que antes no estaban al alcance de los usuarios.