El anuncio de Banco de México del aumento a 6.5% de la tasa de interés de referencia realmente no tuvo relevancia que se anunciara unas horas antes, porque los mercados financieros ya anticipaban un incremento de medio punto porcentual. Por lo tanto, tomaron sus posiciones financieras y monetarias a fin de neutralizar la medida del Banco de México.
Sin embargo, lo que realmente es fundamental es que en términos anuales se han comenzado a pagar tasas de interés reales negativas. Ya que la inflación anual en la primera quincena de marzo fue de 7.29%. Entonces, el diferencial es en contra de los ahorradores.
Aunque muchos piensan que encarecer el costo del dinero es una medida para contener la inflación, en el momento actual de inestabilidad en los mercados monetarios mundiales y de los procesos inflacionarios globales parece ser que la medida va a ser ineficaz, y lo que va a provocar es aumentar más rápido las tasas de interés, a fin de evitar una salida masiva de capitales y una depreciación del tipo de cambio.
Cabe hacer notar que el proceso inflacionario que actualmente vivimos parecería que no va a ser fácil contenerlo, dado que el incremento es vía costos de los insumos nacionales e internacionales. En consecuencia, los costos externos podrían ser controlados a través de la apreciación del tipo de cambio. No obstante, los costos de los insumos nacionales se han elevado sustancialmente en el último año. Comenzando por los alimentos y que ya se están traspasando al sector servicios. Lo cual, está generando círculos inflacionarios viciosos.
En síntesis, la política económica de nuestro país tiene que centrarse en los apoyos a la industrialización, a fin de elevar los niveles de inversión, de productividad, y de eficiencia. Para lo cual, se requiere de un empuje de la inversión del sector privado y que la inversión del Gobierno Federal sea complementaria. En tanto, la política monetaria debe estar atenta a las fluctuaciones de las tasas de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos de Norteamérica; de mantener el poder adquisitivo de la moneda, y de implementar mecanismos para contener el incremento en los precios.