México no solo no ha avanzado en transición energética, sino que ha retrocedido al aumentar la producción de energía con combustibles fósiles, lo que evidencia que el país carece un plan para avanzar en la descarbonización, señaló el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Al presentar el análisis “Energía y finanzas públicas: Hacia una transición justa”, refirió que desde 2021 se impulsó en esta administración el uso de combustibles fósiles en el sector energético, relegando las energías renovables, a pesar de que el país cuenta con un potencial estimado de 28 mil 588 Gigawatts en energía solar y eólica.
Ricardo Cantú Calderón, investigador de ingresos y deuda del CIEP dijo que “cada vez estamos produciendo más electricidad con energías convencionales, no con energías limpias y, por lo tanto, esto representa no un avance, sino un retroceso”.
Explicó que México depende en gran medida de la importación de energía secundaria, o sea, que fue procesada en el extranjero y retornó al país para ser distribuida, toda vez que las empresas energéticas del Estado, como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) “extraen hidrocarburos y gas natural, pero, no son muy eficientes en transformarlos”.
La transición energética tiene el potencial de transformar la economía y la sociedad en su conjunto; es una oportunidad histórica para avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible y equitativo. Con el compromiso adecuado y la implementación de políticas y estrategias efectivas, México puede posicionarse como un líder en la transición energética global.
Además, la transición energética ayudará a disminuir los gases de efecto invernadero y otros contaminantes, logrando evitar más de 48 mil muertes al año.
En ese sentido, la economista Alejandra Macias señaló que urge un marco jurídico que dé seguridad a nuevos inversionistas, así como mayores recursos que incentiven otros modelos de negocioñ.
“La política de autosuficiencia, de nacionalización, no tendría que estar peleada con la transición energética. Simplemente tendría que estar incorporado en las decisiones técnicas y en los modelos de negocio de las empresas”. “En este momento, el espacio fiscal es del 0.9% del PIB. Eso no es nada para poder rediseñar, repensar, crear nuevas políticas”.