Dr. Pablo López Sarabia, Profesor de la División de Profesional de la Facultad de Economía, UNAM
Nuestra solidaridad para el estado de Guerrero, en particular con el puerto de Acapulco que tuvo uno de los desastres naturales más importantes en su historia, generando daños incalculables, pero sobre todo la lamentable pérdida de vidas humanas.
El fenómeno del “Niño”, las variaciones naturales del clima y los nuevos patrones asociados al cambio climático intensificará los huracanes en el futuro. El pasado 25 de octubre de 2023, el estado de Guerrero experimentó los efectos de una tormenta tropical que en menos de 12 horas se convirtió en el huracán “Otis” de categoría 5. El fenómeno natural generó rachas de viento de entre 270 y 300 kilómetros por hora que se combinaron con intensas lluvias, afectando a varios municipios del estado, pero sobre todo al puerto de Acapulco, principal destino turístico local. Las escenas tras el paso del meteoro climático, es de una ciudad devastada y con daños materiales incalculables, pero sobre todo con la lamentable pérdida de vidas humanas. Sorprende que los modelos climáticos, no lograron predecir la conversión acelerada de una tormenta tropical en un huracán catastrófico; pero esto será algo recurrente en el futuro cercano y debemos estar preparados para afrontarlos con éxito, así que una cultura de prevención de riesgos y políticas públicas eficientes serán claves.
El huracán “Otis” nos recuerda lo importante que es desarrollar una cultura de prevención de riesgos y las áreas que se deben mejorar, para reducir los efectos negativos de catástrofes naturales en la población e infraestructura. Algunos elementos para considerar son: i) seguir invirtiendo en investigación científica sobre cambios climáticos extremos, que permitan optimizar los modelos de pronóstico y hacer las alertas a la población y diseñar las estrategias de ayuda; ii) realizar un atlas de riesgos y la ordenación de los asentamientos humanos irregulares; iii) un plan estratégico que permita restablecer la infraestructura carretera básica que permita abastecer de alimentos y combustibles; iv) tener un sistema paralelo de comunicaciones satelital y radiofónico de emergencia que permita coordinar la logística de ayuda a la población e informarla; v) modificar los reglamentos de construcción de vivienda e infraestructura que se adapten a las nuevas necesidades climáticas y del atlas de riesgos de cada región; vi) mejorar la coordinación en los 3 niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) que eviten el caos, la desinformación y la inseguridad que se traduzca en rapiña y abusos; vii) planes de reconstrucción sostenibles financieramente que tras la emergencia permitan seguir apoyando a la población y a las unidades productivas; viii) una arquitectura financiera que permita tener un esquema integral de riesgos con fondos de ayuda inmediata, bonos catastróficos, fondos de etiquetados para daños de fenómenos naturales, seguros y coaseguros de infraestructura crítica; y ix) generar una cultura de prevención de riesgos y solidaridad entre la población.
El huracán “Otis” será uno de los fenómenos climáticos con mayores costos económicos en el pacífico mexicano. La Secretaria de Hacienda informó que se tiene el “Programa para el Fondo de Desastres Naturales” para mitigar daños provocados por fenómenos naturales, tras las críticas recibidas por eliminar el FONDEN en 2021. Los recursos presupuestados para el 2024 en dicho programa, son de alrededor de 18 mil millones de pesos. Además, del Seguro para Catástrofes 2023-2024 que asciende a 5 mil millones de pesos y un Bono Catastrófico para el período 2020-2024 por 485 millones de dólares que parecen insuficientes en monto y temporalidad ante los riesgos que se enfrentan en el futuro cercano. Recordemos que los huracanes “Gilberto” y “Wilma” tuvieron un costo para el sector asegurador de alrededor de 1,200 millones de dólares y 1,752 millones de dólares respectivamente. Ahora viene lo más importante para el estado de Guerrero y Acapulco en lo particular, la reconstrucción, seguramente el sector privado y gobierno realizarán inversiones importantes para recuperar cerca del 80% del sector hotelero y turístico que fue afectado. Sin embargo, no debemos olvidar los apoyos a los lugareños que han perdido sus viviendas y posesiones, el camino será largo y lleno de desafíos. Ánimo, Acapulco, estamos con ustedes.