En junio, la inflación general en EUA registró un alza de 5.4% a tasa anual, siendo el mayor nivel desde 2008. Los estímulos monetarios y fiscales siguen impulsando la economía de EUA, al tiempo que el proceso de vacunación ha acelerado la reapertura de la economía. Los cuellos de botella en la cadena de suministros y la escasez de chips ha impulsado el precios de los coches; mientras los pecios de las gasolinas y el subíndices de energía sigue aumentado como consecuencia del alza del precio del petróleo. Por lo que se refiere al precio de los alimentos también registraron alzas por cuestiones climáticas y un incremento en su demanda.
La inflación subyacente se ubicó en 4.5% a tasa anual, el mayor nivel desde 1991; sin duda hay señales más estructurales que el mercado ya descuenta en la curva de rendimiento.
La inflación subyacente se ubicó en 4.5% a tasa anual, el mayor nivel desde 1991; sin duda hay señales más estructurales que el mercado ya descuenta en la curva de rendimiento. Aunque el alza de la inflación tiene un componente asociado a la base de comparación, la persistencia de la inflación subyacente por arriba de su meta ya refleja problemas estructurales que empinaron la curva de rendimiento de EUA. La parte media de la curva se incrementó 4pb en promedio, mientras que la parte larga de la curva lo hizo en 5pb en promedio. Particularmente, el bono del Tesoro a 30 años se ubicó por arriba del 2.05%, mientras el plazo a 10 años cotizó alrededor del 1.42%. En México, el peso tienen una ligera depreciación del 1% intradía.
La Fed lista para comunicar el inicio del tapering, mismo que en mi expectativa comenzará en 2022. Sin duda, el dato de inflación en EUA refuerza mi expectativa de que Banxico subirá su tasa de referencia 25pb en su reunión de agosto. Mientras la Fed disminuirá su compra de bonos del Tesoro e Hipotecarios a inicios de 2022; así la primer alza de tasa de fondos federales se materializara en 2023. En el corto plazo, se tendrá una divergencia monetaria, laxitud en EUA y restricción en México.
Por Dr. Pablo López Sarabia,
Profesor-Investigador de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno
Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe