México ha elevado su compromiso internacional de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 22% a 30% para el 2030, en el marco de la Cumbre Climática COP 27, el pasado noviembre de 2022. Pero alcanzar una matriz energética descarbonizada implica no sólo aumentar la generación de energía a través de fuentes renovables, sino aumentar las capacidades de almacenamiento.
El factor de almacenamiento es clave para potencializar la eficiencia todas las redes eléctricas, principalmente en un contexto de incorporación de fuentes renovables. Tanto en el caso de las redes particulares localizadas, como de la matriz energética nacional en su conjunto (en el caso de México, la Red Nacional de Transmisión operada por la CFE), las intermitencias inherentes a las principales fuentes renovables disminuyen la eficiencia energética de la red en su conjunto y aumentan los costos.
En este sentido, las tecnologías de almacenamiento eficiente han cobrado un papel central en la renovación de las matrices energéticas en las economías avanzadas en los últimos años.
La clave radica en que las principales fuentes renovables disponibles (tecnologías eólica, solar e hidráulica) son especialmente propensas a la intermitencia, por razones naturales, y a la variación en la intensidad de los vientos, corrientes de agua y condiciones climáticas que afectan la disponibilidad de luz solar. Estas variaciones conllevan periodos de descontinuación del servicio que pueden ocasionar afectaciones graves a todo tipo de industrias y servicios.
El desafío en la materia no es menor, se trata de implementar baterías que permitan contar con mayor disponibilidad de energía, cuando la potencia de cada fuente de generación no sea capaz de suministra los kWh necesarios para mantener un servicio estable.
En el caso de la energía solar, por ejemplo, a pesar de conocer la cantidad de horas de sol por época del año, factores como la radiación difusa o inconvenientes climatológicos inesperados inciden en la disponibilidad de energía. Las tecnologías de generación eólica e hidráulica. Es aquí donde surge la necesidad de contar con condensadores sincrónico, que funcionan como tecnologías complementarias que aseguran un suministro estable de energía, en el contexto de una matriz con más fuentes renovables.
Los condensadores sincrónicos son motores que se conectan al principio de la red eléctrica para regular la tensión y potencia en la red que, si bien son equipos complejos de implementar, sirven como generadores rápidos de energía para cubrir estas fallas de intermitencia. Así, la ventaja más relevante con las baterías de almacenamiento radica en que los condensadores sincrónicos tienen la capacidad inyectar energía mucho más rápido que las baterías, asegurando disponibilidad inmediata por periodos de tiempo más cortos.
Por su parte, las baterías de almacenamiento logran acumular una mayor cantidad de energía que es liberada a la red por tiempo mucho más prolongado y, al hacer uso de esta, generalmente los condensadores sincrónicos no necesitan activarse, puesto que la disponibilidad energética dentro de las baterías es constante.
“Ambos equipos vienen a complementar las exigencias que toda matriz eléctrica 100% descarbonizada requiere para un funcionamiento óptimo pero, a pesar de su existencia y tecnología de avanzada, la industria carece de proveedores expertos en este tipo de proyectos que aseguren su correcta implementación y puesta en marcha. Dados los altos costos que este tipo de proyectos implican no hay cabida para los errores, por lo que contar con un equipo especializado en la materia se vuelve fundamental para el desarrollo de ingeniería en proyectos de ERNC”, destaca Romina Esparza, Directora de Desarrollo de Negocios para Energía e Industrias de Procesos en Black & Veatch.
Para finalizar, Esparza destaca que “el mercado global está avanzando y va por buen camino, y como punto a favor, México cuenta con condiciones naturales privilegiadas para proyectos de generación solar y eólica para alcanzar el objetivo de construir una matriz energética cada vez más limpia y confiable. Solo hace falta que la colaboración público-privada esté totalmente alineada y se confíe en las capacidades que como país podemos potenciar”.