En México, la inflación general anual entre el primer y el segundo trimestre de 2021 aumentó de 3.99 a 5.95%, informó el Banco de México en su Informe Trimestral Abril-Junio 2021.
Las expectativas de banco central es que la inflación seguirá alta en lo que resta del 2021 y 2022, y será hasta el primer trimestre de 2023, que la inflación vuelva a converger en los niveles del 3.0% +/-.
De acuerdo con la explicación, el alza fue resultado, en parte, del crecimiento de la inflación subyacente a lo largo del trimestre de referencia, al acentuarse algunos de los choques relacionados con la pandemia y que han afectado las cadenas de suministro y los procesos productivos de diversos bienes y servicios.
Entre el primer y el segundo trimestre de 2021, la inflación subyacente anual pasó de un promedio de 3.94 a uno de 4.36%, alcanzando 4.78% en la primera quincena de agosto, reflejando mayor inflación tanto en las mercancías como en los servicios.
En lo que refiere a la inflación no subyacente también presentó un marcado aumento, pasando de 4.12 a 11.02%, en buena medida, reflejando el efecto aritmético asociado con los bajos precios de la gasolina que tuvieron lugar un año antes, lo cual influyó para que en abril de 2021 la inflación no subyacente alcanzara 12.34%.
Al desvanecerse ese efecto en los meses subsecuentes, en combinación con la reducción en el precio del gas L.P. en la primera quincena de agosto ante la introducción de la política de precios máximos, la inflación de los energéticos y su contribución a la inflación general ha disminuido, si bien ello ha sido parcialmente compensado por el aumento en las variaciones anuales de los precios de los productos agropecuarios desde inicios del segundo trimestre.
A más de un año del inicio de la pandemia, la inflación continúa resintiendo sus efectos. A diferencia de lo observado en 2020, cuando algunas presiones a la baja tendieron a contrarrestar otras al alza, en lo que va de 2021 se han acentuado aquellas al alza, mientras que otras a la baja han tendido a revertirse.
Inflación global de alto impacto
La inflación global siguió aumentando considerablemente, presionada por los precios de las materias primas, especialmente de los energéticos, y resintiendo otros factores como los efectos aritméticos derivados de una baja base de comparación y por múltiples cuellos de botella en las cadenas de producción.
El Informe Trimestral del @Banxico incluye un recuadro sobre la influencia de las presiones inflacionarias globales en la inflación de México.
De acuerdo a ese análisis, el 97% de la variación anual estandarizada de la inflación general de Julio se explica por el factor global: pic.twitter.com/ybRp9r0dEj
— Gerardo Esquivel (@esquivelgerardo) August 31, 2021
Así, la inflación en las principales economías avanzadas se ubicó por encima de los objetivos de sus respectivos bancos centrales, con excepción de Japón. El proceso de formación de precios en estas economías ha estado influido por factores estructurales, incluido el demográfico, que la han mantenido, junto con sus expectativas, por debajo de sus metas por periodos prolongados.
Ello ha permitido a las autoridades monetarias de este grupo de economías mantener el estímulo monetario y destacar que serán pacientes en el retiro de sus posturas acomodaticias, si bien en algunos casos ya se prevé su disminución.
En particular, las expectativas de mercado de tasa de interés para algunas de las principales economías avanzadas prevén alzas durante la segunda mitad de 2022 y durante 2023.
En la mayoría de las economías emergentes, la inflación también ha aumentado por los factores antes mencionados y en múltiples casos se ubica por encima del objetivo de sus bancos centrales.
Las presiones inflacionarias globales se transmiten a la inflación interna mediante aumentos en los precios de bienes comerciables y de diversos costos de insumos de producción, transporte y distribución. En la medida que el entorno global de mayor crecimiento y elevada inflación persista, existe el riesgo de que los mercados financieros internacionales reaccionen y se restrinjan las condiciones financieras, especialmente para las economías emergentes.
Esperan altos precios de gas natural y gas licuado
Los precios internacionales de las materias primas, en particular los precios del petróleo, registraron aumentos durante la mayor parte del periodo que cubre este Informe.
Los precios del petróleo se incrementaron en respuesta a la recuperación de la demanda mundial de combustibles ante la normalización de actividades en un mayor número de economías.
No obstante, ante el acuerdo de la OPEP y otros productores para aumentar la producción de petróleo y el riesgo de que la propagación de nuevas cepas del virus del SARS-CoV-2 pudiese afectar la recuperación económica mundial, los precios del crudo registraron disminuciones a principios de agosto, las cuales se han revertido parcialmente en los últimos días.
Hacia delante, los precios de contratos a futuro sugieren una disminución gradual de los precios del petróleo, si bien estos se ubicarían en niveles superiores a los esperados al cierre del trimestre previo.
En lo que se refiere a los precios del gas natural aumentaron durante el periodo que cubre este Informe debido tanto al repunte de la demanda, como resultado de la recuperación económica global y de las condiciones climáticas inusualmente cálidas que generaron mayor demanda para generación de electricidad en algunas de las principales economías avanzadas, como a restricciones en la oferta asociadas a una producción menor a la esperada. Esto último, ante trabajos de mantenimiento y el cierre de plantas de extracción y gasoductos en algunas regiones, como en el Mar del Norte, Europa Central y Estados Unidos.
Adicionalmente, se han registrado menores exportaciones por parte de algunos de los principales productores, destacando el caso de Rusia.
A su vez, los precios del gas licuado también se han incrementado, igualmente influidos por una mayor demanda, ello en un contexto en el que su producción no se ha reactivado en la misma medida, pues los productores se han mantenido cautelosos en sus decisiones de inversión ante la incertidumbre asociada a la pandemia y de la mayor preferencia que pudiera registrarse por parte de los consumidores por energías renovables.
Así, los inventarios de ambos energéticos se encuentran en niveles relativamente bajos. Hacia delante, los precios de los contratos de futuros del gas natural y del gas licuado reflejan la expectativa de que los precios se mantengan en niveles altos en lo que resta del año.