El menor crecimiento, los cambios en la política energética y el mandato otorgado a la petrolera nacional mexicana Petróleos Mexicanos (Pemex), introducen riesgos para el panorama fiscal de mediano plazo de México, señaló Moody’s Investors Service en un nuevo informe. Afirmó que la impredecible formulación de políticas de México está socavando la confianza de los inversionistas y las perspectivas económicas a mediano plazo.
“Seguimos anticipando un año desafiante para la economía de México y pronosticamos que el crecimiento se desacelerará a 1.2% en 2019 desde 2.0% en 2018”, dijo el director gerente Asociado de Moody’s, Alejandro Olivo.
“Como resultado, los ingresos públicos pueden ser más bajos que las estimaciones del gobierno, lo que requiere recortes de gastos para mantener la rectitud fiscal como prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador”.
Pemex necesitará más apoyo económico del gobierno
Moody’s pronosticó que Pemex requerirá apoyo financiero adicional del gobierno mexicano para financiar su inversión de capital planificada y el flujo de caja libre negativo resultante. Sobre todo, si quiere lograr ambiciosos objetivos de crecimiento de la producción y también podría necesitar ayuda para sus grandes vencimientos de deuda.
Esta incertidumbre solo se ha sumado a las preocupaciones del mercado con respecto a la previsibilidad de las políticas y ha minado la confianza de los inversionistas en Pemex, afirmó la calificadora.
Al mismo tiempo, preocupaciones sobre la previsibilidad de las decisiones políticas del gobierno, por ejemplo, el proyecto del aeropuerto de octubre pasado cancelación y la decisión en mayo de terminar las licitaciones privadas y hacer que Pemex construya el proyecto de refinería insignia del gobierno sí mismos – han minado la confianza del mercado y amenazan con frenar aún más la inversión ya deprimida, lo que pesa aún más Perspectivas económicas de México.
Pemex impacta en el presupuesto del gobierno
Moody’s prevé que los niveles de deuda se mantengan estables en 2019-20 en poco más del 35% del PIB, por debajo de un pico reciente del 37% del PIB en 2016. Sin embargo, es importante destacar que, si bien las tensiones entre el objetivo de la responsabilidad fiscal y el objetivo de aumentar la responsabilidad social y el gasto de inversión puede gestionarse a corto plazo, incluso en ausencia de medidas de ingresos (el gobierno ha descartado aumentar las tasas impositivas o crear nuevos impuestos durante los primeros tres años de su mandato de seis años).
Los desafíos también surgen de los más apremiantes con la necesidad de apoyar a Pemex, que tiene necesidades de financiamiento equivalentes al 1% -2% del PIB anual.
¿Debería el sentimiento negativo del mercado que ha comprometido la capacidad de Pemex para financiarse a sí misma en 2019 se convierta en un apoyo consolidado, completo y recurrente para cumplir con el 2% de Pemex?, las necesidades de financiación del PIB podrían, en esencia, duplicar el déficit presupuestario anualmente. La deuda pública ascendería al 40% del PIB en 2021 como resultado, en comparación con el 35% estable que pronosticamos actualmente bajo nuestra línea de base.