Los ministros de la OCDE han respaldado una nueva iniciativa para promover viajes internacionales seguros durante la pandemia de COVID-19 en la reunión ministerial anual de la OCDE en París.
La Iniciativa implica un plan de viaje seguro y un foro intersectorial internacional temporal para el intercambio de conocimientos. El foro permitirá a los gobiernos y las partes interesadas compartir información en tiempo real sobre planes y enfoques que faciliten los viajes. El plan promueve una mayor certeza, seguridad y protección en los viajes a medida que se produce la reapertura. Se basa en iniciativas existentes y tiene como objetivo aumentar la interoperabilidad entre los regímenes de viaje. Los países lo utilizarán de forma voluntaria.
El transporte aéreo internacional de pasajeros cayó alrededor del 75% en 2020 y el turismo internacional cayó alrededor del 80%. Para el país promedio de la OCDE, prepandémico, el turismo internacional contribuyó con el 4.4% del PIB, el 6.9% del empleo y el 21.5% de las exportaciones de servicios, pero con proporciones mucho más altas para algunos países, incluidos Grecia, Islandia, México, Portugal y España. La interrupción de los viajes y el turismo internacionales está teniendo un impacto dramático en toda la economía mundial interconectada.
“La OCDE está en una posición única para ayudar a los países a coordinar la acción internacional en el contexto de la reapertura de los viajes globales”, dijo el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, en la reunión ministerial en París. “Esta iniciativa ayudará a reducir la incertidumbre y la complejidad y permitirá que los países se preparen de manera más eficaz para volver a los viajes y el turismo internacionales seguros”.
Sin un marco internacional para las políticas de viajes, un mosaico de reglas nacionales y regionales, incompatibles entre sí, seguirá siendo confuso y costoso para los viajeros y las empresas de transporte y turismo, desalentando los viajes debido a la incertidumbre y la complejidad. También podría aumentar la incidencia del uso de certificados fraudulentos y socavar la capacidad de las autoridades para mitigar los riesgos para la salud pública.
El Plan de la OCDE, iniciado por España, apoya y complementa las iniciativas internacionales existentes, como el ‘Certificado Digital COVID-19’ propuesto por la Unión Europea, adoptando un enfoque basado en principios para garantizar que sean compatibles entre sí, y adoptado de forma de forma coherente en una variedad de países.
El Blueprint es un conjunto de directrices flexibles y voluntarias, no un texto legal. Consiste en un sistema de semáforos para clasificar riesgos; orientación sobre cómo se debe certificar la vacunación para viajar a aquellos países que decidan tener en cuenta el estado de vacunación; protocolos para realizar pruebas a los viajeros en diferentes circunstancias; y principios a seguir en la generación de certificados electrónicos para viajes que garanticen la protección y seguridad de la privacidad y promuevan la interoperabilidad entre sistemas.
Los países que utilizan el Plan de la OCDE pueden hacerlo de forma unilateral o en acuerdos bilaterales o multilaterales, o mediante mecanismos previstos en otros organismos, como, en particular, el acuerdo del corredor de salud pública de la OACI.
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