Como seres vivos la supervivencia es uno de nuestros instintos primarios y la migración es una respuesta automática, cuando la calidad de vida de una especie se ve en riesgo. Las migraciones humanas—tanto internas, como externas— tienen fuertes implicaciones políticas, económicas y sociales. Por esta razón, se ha intentado regular de manera nacional e internacional el trato al migrante con el fin de beneficiar a todas las partes implicadas en esos procesos; las regulaciones se deciden según el tipo de migración. Sin embargo, a pesar de que desde hace aproximadamente 20 años la comunidad científica junto con los ambientalistas han pedido que se reconozca la migración medioambiental esto aún no sucede.
¿Quién es el migrante ambiental? es cualquier persona que se vea orillada a migrar a causa de cambios en el clima, que alteren su calidad de vida. Ya sea cambios que alteran las cosechas, los insumos básicos o desastres naturales que atentan contra la integridad del hogar y la seguridad de las personas. Este tipo de migración es cada vez más frecuente, empezando por poblaciones vulnerables, pero con el paso del tiempo se ha vuelto discriminatoria.
¿Por qué resulta tan importante su reconocimiento? El reconocimiento de este término permitirá que se regule el trato a los refugiados por estas causas, permitiéndoles los derechos humanos que por existir les confieren y abriendo oportunidades para aquellos que sufren un mal del que todos somos causantes. Además, no hay que olvidar que en este mudo en el que pareciera que para los que dirigen el curso de las naciones, una cifra cuenta más que una vida, cuantificar todas las repercusiones del cambio climático resulta esencial para atraer atención al problema y para que el mismo sea reconocido como lo que es, una de las crisis más importantes y urgentes a nivel mundial.
Hace algunas semanas el 70% del territorio mexicano contaba con sequías que amenazaban las cosechas de temporada, por los mismos días se registró un incendio forestal en el Tepozteco que dañó al menos 350 hectáreas y para controlarlo se requirieron al menos 529 descargas de un agua que no sobraba en el país. Es evidente que los estragos del cambio climático sólo se hacen más recurrentes. Aún así, esta como tantas otras causas cruciales para encaminarnos al desarrollo sostenible, pasan desapercibidas.
¿Y nosotros qué podemos hacer? Este sencillo ejemplo abarca muy bien la importancia de referirse a las cosas por lo que son. Es importante que como población reconozcamos los estragos del cambio climático y exijamos dirigentes que lo reconozcan también y no sólo ello, si no que tengan propuestas claras de cómo abordarlos; de otra manera esto seguirá pasando desapercibido y mañana podrías ser tú el afectado. No hay que olvidar que en los derechos que nos confieren está el de una vida digna y por ello es nuestra responsabilidad exigir que las decisiones que se toman nos beneficien a todos.