Argenis Bauza, Socio de Digital Lighthouse México y Centroamérica de KPMG en México
Las nuevas ideas, las tecnologías aceleradas y la disrupción del mercado ofrecen el potencial para reinventar los negocios. Para aprovechar esta oportunidad, las organizaciones deben alentar, acoger y recompensar la innovación, así como adaptar continuamente sus modelos comerciales para aprovechar las posibilidades que emergen cada día.
La innovación empresarial y la tecnología
En el reciente estudio de KPMG en México, Panorama de la innovación en México y Centroamérica se señala que 83% de las organizaciones consideran que centrarse en la innovación es más relevante que hace un año. Esto indica cuán importante se ha convertido esta capacidad en los últimos tiempos.
La mayor parte de la innovación está impulsada directa o indirectamente por el desarrollo tecnológico, generando la creación de nuevos modelos de negocio, cambios en el comportamiento del consumidor y transformación de los mercados. Por lo tanto, el conocimiento de las nuevas tecnologías y su impacto es un requisito previo para innovar en los negocios y hacerlo de forma sostenida.
No hace mucho tiempo, la experimentación –la cual es un componente importante del proceso de innovación– y, en particular, los nuevos avances tecnológicos, solo eran posibles para las empresas multinacionales o laboratorios de investigación financiados por el gobierno.
Hoy en día, la tecnología digital es comparativamente menos costosa, lo que hace posible que la mayoría de las empresas, grandes y pequeñas, experimenten con ideas y conceptos de formas completamente nuevas y no solamente en laboratorios de prueba.
Las nuevas tecnologías digitales (como la inteligencia artificial, modelos analíticos, realidad virtual, entre otras) acortan el proceso de innovación de la era industrial tradicional. Lo que solía llevar años de planificación, prueba y ejecución, ahora se puede lograr en meses y, a veces, incluso en semanas.
Históricamente, lograr tales avances llevó años. Integrar toda esa innovación con la infraestructura empresarial no es una tarea sencilla y la adopción por parte del consumidor suele llevar más tiempo. Pero como nos enseñó la carrera hacia la vacuna contra COVID-19, cuando hay urgencia, los plazos pueden reducirse drásticamente, los procesos pueden repensarse y las personas pueden aceptar el cambio de mejor manera.
La empresa del futuro
La empresa del futuro (cercano) es aquella que experimenta e innova constantemente, aprovechando el uso de la tecnología. De acuerdo con un estudio de Forrester acerca de la empresa conectada, las empresas con mayores posibilidades de éxito son las que alcanzan la excelencia en las siguientes ocho capacidades innovadoras:
- Diseñan intencionalmente una experiencia diferenciada para el cliente
- Crea e innova constantemente en cuanto a productos y servicios
- Posee una cadena de suministro que responde de forma ágil y rápida a los cambios
- Entrega valor al cliente utilizando un ecosistema de alianzas y socios
- Tienen una arquitectura tecnológica habilitada digitalmente
- Su fuerza de trabajo está alineada y empoderada con el propósito de la compañía
- Ofrece a sus clientes la posibilidad de hacer negocios y tener interacciones de forma fluida (en todas partes, por todos los canales y en todo momento)
- Establece estrategias y acciones impulsadas por la perspectiva que proporcionan los datos
Para lograrlo, la empresa debe fomentar una cultura de innovación, es decir, una mentalidad organizacional que valora y apoya este proceso para lograr que realmente suceda.
Hay varias características que debe cumplir la organización para fomentar una cultura de innovación, entre ellas cabe destacar las siguientes:
— Da lugar a la experimentación, sobre todo la facilitada por las nuevas tecnologías
— Comparte el conocimiento, en particular de lo aprendido en el proceso de innovación
— Impulsa el liderazgo innovador desde arriba, desde la cima
— Estimula la colaboración
— Crea espacios para la diversidad y la inclusión, lo cual genera mejor innovación
La innovación es una perspectiva y un proceso centrados en el ser humano. La tecnología se puede utilizar para implementar la innovación, pero la tecnología en sí misma no la produce. De hecho, puede ser un medio útil y poderoso que nos permita probar y reproducir a un ritmo más rápido y eficiente, pero no es el resultado final de la innovación, sino la creación de una ventaja competitiva en el mercado mediante nuevas capacidades y modelos de negocio.
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