Hace un par de semanas pasada vimos a los líderes mundiales reunirse en la Cumbre Climática 2021. La gran mayoría se mostraron preocupados por cómo se verá el futuro, e incrementaron la ambición de sus propuestas para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; lamentablemente este no fue el caso de México.
Cada vez y con más frecuencia se puede ver la seriedad de los países al involucrarse en estos temas, son dos o tres los dirigentes que aún se dignan a negar el calentamiento global o prefieren impulsar el uso de combustibles fósiles antes que el de energías sustentables. Pero, de la misma manera es cada vez más evidente la seriedad de la problemática; y es que poco a poco nos hemos ido despidiendo de especies, de áreas naturales e incluso de costumbres sencillas como hacer ejercicio al aire libre.
Este mes Swiss Re —la segunda mayor aseguradora a nivel mundial—, en línea con el tema ambiental, lanzó una publicación sobre el cambio climático; en ella, aseguró que este es el peor riesgo a largo plazo para la economía global. Años de investigación nos han permitido identificar lo que se confirma en esta publicación. El calentamiento global tiene implicaciones fatales en la forma de vida; de continuar como lo hemos hecho hasta ahora se pronostica que los riesgos climáticos afectarán al menos al 90% de la población.
Como lo hemos aprendido en el curso del último año, una economía globalizada como la que existe hoy en día se comporta respecto a la salud de sus integrantes, por lo que si, alguno de estos sufre algún desbalance la economía tiende a titubear a la par de este. De manera que, el hecho de que el calentamiento global amenace el bienestar de algunos países amenaza el contexto de todos y es esto mismo lo que ha alertado a los dirigentes, quienes se ven cada vez más comprometidos .
¿Significa que todo está perdido? No necesariamente. No es ninguna sorpresa pensar que lo catastrófico de la crisis climática está enseñando sus crestas en el mundo y esto nos tiene asustados ¿Será esto suficiente para cambiar nuestros hábitos de consumo de recursos? ¿Fungirá esto como catálisis de la transición energética? Aún no lo sabemos.
Lo que es seguro es que este es un buen momento para identificar que necesitamos al frente políticos decididos por la causa y a su vez una población dispuesta a exigir y trabajar y educarse en aras de una vida digna, sin complicaciones como las resultantes del calentamiento global.
Una vez más el cambio está en nosotros.