¿Qué esperamos para 2022? Después de una tragicomedia económica reflejada en un
paupérrimo crecimiento económico, en una caída de las exportaciones mexicanas, en un
derrumbe del consumo interno y una estrepitosa caída de la inversión pública y privada; de
una epidemia que alcanza los 300 mil muertos oficiales y que algunos dicen que son 600 mil
fallecimientos, lo que explicó la fallida política de salud; y la tragedia social que se reflejó en
una caída del empleo, de un desplome de los salarios reales, de un aumento de la pobreza
patentizada en 3.8 millones de personas de acuerdo con el CONEVAL. Asimismo, la caída en
los niveles de bienestar, de salud, de educación y de cultura de la clase media golpeada por el
desempleo y la crisis económica.
En este entorno, las perspectivas para 2022 son: un crecimiento económico optimista
de 3.2% del Producto Interno Bruto (PIB) con una inflación de 4.12% la cual será difícil
alcanzar ya que una inflación de 8% en 2021 tendrá un efecto inercial en 2022. ¿Qué quiere
decir inercial, amable lector? Significa que el efecto inflacionario no es por aumento de
costos o vía demanda, sino por un “contagio” entre los agentes económicos que no saben por
qué, pero hay que aumentar los precios.
En materia de exportaciones, que es uno de nuestros motores de crecimiento, el
ahorcamiento de muchas cadenas de producción, entre ellas la automotriz, mantendrá las
exportaciones sin mucha fuerza. Por el lado interno, la inversión y el consumo no tienen
posibilidad de ser un factor de crecimiento económico mientras no se establezcan políticas de
aliento a las micro, pequeñas y medianas empresas que generan el 90% del empleo.
En cuanto al tipo de cambio, se prevé que ante un aumento de las tasas de interés de la
Reserva Federal y una apreciación del dólar que ubique a nuestra moneda con una
depreciación de hasta el 10% frente a la divisa estadounidense. Y por su parte, se estima un
crecimiento en las tasas de interés de referencia, de crédito personal, y de crédito hipotecario
a fin de que estos instrumentos contribuyan a abatir el proceso inflacionario.
En síntesis, las perspectivas para 2022 son deprimentes y requieren de una política
económica de fondo sectorial y estructural en todos los sectores de la economía, lo cuál exige
un esfuerzo enorme por parte de los centros de decisión fiscal y monetaria. Feliz Navidad y
un mejor próximo año 2022.
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