Si observamos con cuidado, a través del tiempo el capitalismo ha hecho de verdaderas necesidades y causas, un motivo más de consumismo por medio de marketing. Esto mismo se observa en los temas ambientales, donde cada vez más marcas y empresas mantienen un discurso sustentable acompañado de acciones como reciclado o reforestaciones, lo que los posiciona como una empresa preocupada por el medio ambiente y les asegura el mercado de personas que pretenden un consumo más sustentable, pero ¿Tienen estas acciones un verdadero impacto?
Analicemos por ejemplo el caso de Coca Cola, esta empresa promete grandes esfuerzos para reciclar sus botellas, además de que predica un retorno a la naturaleza de los recursos tomados por medio de reforestaciones. Esto que prometen, está lejos de ser una acción que verdaderamente contrarreste los efectos que su producción tiene en el medio ambiente por varias razones:
- A pesar de que aparenta una lucha contra los plásticos de uso único, en 2019 presentó un amparo contra la ley en Oaxaca que prohíbe el uso de PET; dejando en claro que esta supuesta lucha no es más que una promesa en falso.
- Coca Cola es una de las empresas a nivel mundial que más agua requiere para sus procesos, por lo que el retorno de recursos en el que basan su discurso ambientalista debería de estar enfocado en este recurso y no en el de reforestación; en especial porque se ha identificado que por medio de financiar asociaciones de reforestación Coca Cola logra reducir impuestos, demostrando así que las reforestaciones tienen poco que ver con temas ambientales y de retorno de recurso.
Es evidente que el hecho de que Coca cambie sus envases por unos de vidrio no es resultado de un verdadero cambio de estrategia en sus procesos, sino que es una especie de placebo que nos muestra un cambio superficial para dejarnos tranquilos. Esta y muchas otras compañías se apropian de las discusiones radicales como el cambio climático y utilizan el discurso ambiental para sus propios beneficios, de pronto la sustentabilidad significa cualquier cosa que a esta u otra empresa se le ocurre. Olvidando que a la naturaleza no la podemos engañar y que las supuestas emisiones cero no existen.
Así es que, los consumidores que sí vivimos engañados, no notamos que nuestra inocencia es nuestro propio veneno. Eligiendo apariencias antes que acciones, evitamos que se logre un gran cambio, uno de verdad. No por esto, quiero decir que no debemos elegir aquellas empresas que se promocionan como verdes, lo que significa es que como consumidor responsable, tenemos que ser capaces de verificar que lo que las marcas prometen y promueven sea verdad, que dentro de sus principales valores verdaderamente se encuentre la preservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.
¿Que nos convierte en este consumidor responsable? En primera instancia, un consumidor responsable debe estar informado, tanto de las necesidades de la población como del medio ambiente para generar un criterio en torno a las acciones que generan impactos positivos de gran escala y así poder aprovechar nuestra herramienta más fuerte, nuestro poder de exigir.
En distintas ocasiones los ambientalistas alrededor del mundo han exigido a los gobiernos políticas públicas que demanden la mejor versión ambiental de las empresas y a su vez se han plantado frente a estas mismas evidenciando sus acciones como contaminantes y perjudiciales para la tierra, logrando así los pocos cambios que hemos visto alrededor de los años y dando escuela de cómo exigir, logra. Así es que está es una invitación a convertirnos en consumidores responsables y no dejarnos engañar por el capitalismo con disfraz de ambiental.