A lo largo de la historia, México ha participado en 17 Mundiales de Fútbol -siendo su más
destacada participación en 1986 cuando terminó en el sexto lugar- y ha sido dirigido por 14
directores técnicos (o entrenadores como regularmente se les conoce) en el máximo evento
futbolístico del planeta. Solamente han tenido la oportunidad de dirigir a NUESTRO EQUIPO
en dos copas del mundo: Antonio López Herranz, Ignacio Trelles y Javier Aguirre.
México es un país privilegiado por dónde lo veamos: contamos con un vasto territorio con
gran variedad climática, tenemos costas tanto en el océano pacífico como en el atlántico,
somos una población de alrededor de 130 millones de personas, contribuimos a la economía
global con el PIB número 12 de nuestro planeta, y mantenemos nuestro activo más
importante “nosotros mismos, los mexicanos”.
Asimismo, en el sector energético no podemos imaginar a nuestro país sin los aportes de
PEMEX y CFE en los últimos 85 años. Sin embargo, desde hace varios años ambas “empresas
estatales” tienen muchas áreas de oportunidad que deberán ser analizadas por la nueva
administración a partir del día de hoy: el peso de las dos empresas en las decisiones
financieras del país, la participación de ambas en la nueva política energética 2024-2030 y
la transición energética que se está dando en todo el mundo.
Regresando al tema futbolístico, seguramente recordarán las distintas opiniones de los
aficionados para juzgar la manera de jugar de nuestro equipo y las diferencias entre diversos
entrenadores nacionales, quizás las más recurrentes se dieron entre Ricardo Lavolpe y Hugo
Sánchez, o la injusticia que se hizo con Víctor Manuel Vucetich para poner a Miguel Herrera
en su lugar, o el fracaso de Gerardo Martino en el Mundial de Qatar 2022, o la llegada de
Jaime Lozano para enfrentar el proceso mundialista de cara a la Copa del Mundo del 2026.
Pero a pesar de que todos podemos tener “opiniones distintas”, ningún mexicano desearía –
o al menos ningún aficionado al fútbol- que su equipo (MÉXICO) jugara mal, que perdiera
sus partidos o que le diera satisfacción cuando fuera eliminado de cualquier competición,
con independencia de quien sea el director técnico.
Ahora bien, amanecemos hoy con los resultados de las elecciones presidenciales donde los
mexicanos le dieron un voto contundente a la continuidad de la autodenominada “cuarta
transformación” y con un sector energético que necesita una mayor participación de la
iniciativa privada en la cadena de valor de la industria eléctrica tanto de manera directa
(generación y suministro) como de manera indirecta (transmisión y distribución). Asimismo,
se requiere que el sector público sea más eficiente con los recursos limitados con los que
cuenta, para que la CFE se coloque a la vanguardia como una “empresa de energía” a nivel
mundial frente a los nuevos retos y desafíos que enfrentará para la próxima década.
Del lado de los hidrocarburos la situación es aún más compleja, ya que la situación de PEMEX
es aún más crítica que la de CFE (basta observar el decremento de su patrimonio, su pasivo
laboral, su nivel de endeudamiento, las pérdidas acumuladas de los últimos años y el costo
de las transferencias por parte del gobierno como porcentaje del PIB) y por ende el gobierno
sólo no podrá resolver la situación de este sector sin la participación conjunta de la
iniciativa privada.
Asimismo, los responsables de la política energética de nuestro país para los próximos seis
años deberán reconocer la importancia de organismos reguladores como la Comisión
Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), y de operadores
independientes como el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) y el Centro
Nacional de Control del Gas Natural (CENAGAS).
Desde Juan Luque, entrenador de la selección mexicana en el primer mundial de futbol
celebrado en Uruguay en el lejano 1930; hasta Jaime Lozano, responsable del futuro de
nuestro equipo para el Mundial en 2026 donde seremos anfitriones; tanto jugadores, como
cuerpos técnicos, directivos y aficionados, TODOS JUNTOS siempre hemos deseado la
victoria de nuestra selección y poder trascender en una copa del mundo.
Con independencia de nuestros microcosmos, tras conocer el resultado que nos arrojaron las
elecciones del 2 de junio, simplemente debemos entender que México tuvo un ejercicio
democrático donde los ciudadanos decidimos quién nos gobernará para los próximos 6
años. Si somos parte de la mayoría “ganadora” tenemos el compromiso de entender la
importancia de las minorías en un país tan diverso como el nuestro; y si somos parte de la
minoría “perdedora” tenemos la responsabilidad de aceptar que la opinión de otros fue de
mayor peso que la nuestra, pero todos los ciudadanos en general debemos coincidir en que
queremos lo mejor para “nuestro equipo” en los años por venir.
Todos nosotros seguimos viviendo en un país heterogéneo como México y tenemos que salir
a trabajar buscando lo mejor para nosotros, para nuestras familias y para nuestro país.
MÉXICO ES MUCHO MÁS GRANDE QUE UNA ELECCIÓN, y nosotros como ciudadanos no
somos ni FIFIS ni CHAIROS, somos orgullosamente MEXICANOS.
VICTOR LUQUE / FINANCIAMIENTO ENERGÉTICO
SOCIO – ATIK CAPITAL
PRESIDENTE DEL CONSEJO DE HABITAT PARA LA HUMANIDAD MÉXICO
EXCONSEJERO NAFIN, BANCOMEXT, BANOBRAS, CFE Y CONAVI
CATEDRÁTICO DEL ITAM DESDE 2004