El gigante del coworking, WeWork, solicita la protección por quiebra en Estados Unidos. La decisión confirma un drástico giro en la suerte de una empresa que llegó a tener una valoración equivalente a 44 000 millones de euros.
Fundada en 2010, la empresa de alquiler de oficinas disfrutó de un ascenso meteórico, pero empezó a sufrir grandes pérdidas al dispararse el trabajo a distancia, durante la pandemia. Sumida desde entonces en múltiples salas de juntas y luchando siempre por salir a bolsa, nunca se recuperó.
Las oficinas de WeWork fuera de Estados Unidos y Canadá no se verán no obstante afectadas por el procedimiento de quiebra. El grupo considera que sus “operaciones en todo el mundo continuarán como de costumbre”.
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En un comunicado hecho público a última hora del lunes, WeWork dijo que había llegado a un acuerdo de apoyo a la reestructuración con la mayoría de sus accionistas para “reducir drásticamente” la deuda de la empresa, al tiempo que se evaluaba la cartera de alquiler de oficinas comerciales de WeWork.
WeWork también está solicitando la “capacidad de rechazar los contratos de arrendamiento de ciertos lugares”, que la compañía dice que son en gran parte no operativa, como parte de la presentación. Las estimaciones específicas del total de locales afectados no fueron reveladas el lunes, pero todos los miembros afectados han recibido una notificación por adelantado, dijo la compañía.