En la 27a Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático (COP27), celebrada en Sharm El-Sheikh (Egipto), los delegados se comprometieron a alcanzar ciertos objetivos básicos de protección del clima y la financiación que se necesita de forma crítica para lograr dichos objetivos. Reafirmaron los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5 °C en comparación con los niveles preindustriales. Sin embargo, no llegaron a ningún acuerdo sobre medidas concretas y vinculantes.
La COP27 demuestra lo difícil que puede ser lograr la unidad. También muestra, una vez más, lo vital que es que las resoluciones no se hagan simplemente sobre el papel, sino que se traduzcan en acciones. Los objetivos pueden ser todo lo ambiciosos que se quiera, pero si no se alcanzan, valen muy poco.
El Índice Mundial de Preparación para la Transición Energética realizado por Siemens Energy revela las acciones inmediatas que se pueden iniciar para la transición energética inmediata.
# 1 Expansión de energías renovables
La proporción de energías renovables en la mezcla energética debe aumentar masivamente en todo el mundo. Al menos debe triplicarse en Estados Unidos para 2050 en comparación con 2020, multiplicarse por tres o cuatro en Europa y por cuatro o diez en la región Asia-Pacífico. Eso sólo ocurrirá si los países de todo el mundo crean las condiciones marco necesarias y eliminan eficazmente los obstáculos normativos. El acceso a grandes cantidades de materiales también será crucial
# 2 Mejorar la eficiencia energética
A medida que los países crecen económicamente y su población aumenta, también lo hace la demanda de energía. A menudo, ese aumento puede superar cualquier logro conseguido en la reducción de emisiones. Teniendo esto en cuenta, el objetivo primordial en todo el mundo debería ser conservar tanta energía como sea posible. Parte de este esfuerzo debería consistir en aumentar la electrificación de los procesos industriales y el transporte, dos ámbitos en los que la innovación puede desempeñar un papel vital.
A corto plazo, el gas natural puede servir de puente hacia la energía con cero emisiones netas, aunque el hidrógeno verde se muestra prometedor como combustible del futuro, es probable que el desarrollo de la economía del hidrógeno lleve décadas,
#3 Fortalecer la red eléctrica
Aumentar la proporción de energías renovables en la mezcla energética e intensificar la electrificación exige redes más robustas. Al mismo tiempo, esas redes pueden ampliarse más allá de las fronteras nacionales, conectando la oferta y la demanda a través de regiones o incluso continentes. Los retos son considerables, sobre todo en las economías en desarrollo, donde muchas regiones sufren frecuentes cortes de electricidad e inestabilidad de la red. En África, por ejemplo, casi una cuarta parte de los hogares que teóricamente tienen acceso a la electricidad sólo pueden acceder a ella la mitad del tiempo, ocasionalmente o nunca.
# 4 Aprovechar la infraestructura existente
Para colmar la brecha, será necesario aprovechar las infraestructuras existentes construidas en torno a las tecnologías convencionales. El objetivo final es la transición a nuevas tecnologías y nuevas fuentes de energía. Pero, mientras tanto, habrá que utilizar las infraestructuras actuales para garantizar un equilibrio entre la seguridad del abastecimiento y la sostenibilidad.
# 5 Gestionar la cadena de suministro
Para lograr una transición energética con éxito, las regiones necesitan acceder a grandes cantidades de materiales, incluyendo los minerales. Esto, a su vez, requiere una gestión cuidadosa de la cadena de suministro. Por ejemplo, un vehículo eléctrico promedio necesita seis veces más insumos minerales que un vehículo convencional. Una central eólica terrestre necesita nueve veces más minerales que su equivalente de gas. A medida que ha aumentado la proporción de energías renovables, también lo ha hecho la cantidad media de minerales necesarios para aumentar la capacidad de generación de energía en una unidad, hasta un 50% en los últimos doce años.
Gas natural, el combustible puente de la transición energética; hidrógeno verde en décadas
A corto plazo, el gas natural puede servir de puente hacia la energía con cero emisiones netas, aunque el hidrógeno verde se muestra prometedor como combustible del futuro, es probable que el desarrollo de la economía del hidrógeno lleve décadas, mientras tanto, se prevé que los combustibles fósiles satisfagan más del 50% de la demanda mundial de energía hasta 2050, es una de la conclusiones de la serie de Semanas, Charlas y Conferencias regionales sobre energía de Siemens Energy, realizadas en diferentes regiones: Asia-Pacífico, Oriente Medio y África, América Latina, Norteamérica y Europa – líderes de la Preparación para la Transición Energética”.
América Latina tiene un avance de sólo el 22% en su índice de transición energética. El primer paso para acelerar este avance es la eliminación de las barreras tecnológicas, sociales y burocráticas que impiden el avance de procesos como la descarbonización y la expansión de las energías renovables, así como el impulso al uso de energías renovables.
Como combustible fósil más limpio, se espera que el gas natural desempeñe un papel especialmente crítico en el equilibrio de la ecuación energética y constituya un complemento perfecto del hidrógeno limpio. La mera sustitución de otros combustibles fósiles por gas natural reduciría considerablemente las emisiones globales. Quemar gas natural produce un 42% menos de emisiones de CO2 que quemar carbón y un 27% menos que quemar fuel-oil destilado para una cantidad equivalente de energía. Pero a pesar de ello, el petróleo y el carbón siguieron representando la mayor parte de las fuentes de energía primaria en 2021: aproximadamente el 31% para el petróleo y el 27% para el carbón, frente al 25% para el gas natural. El carbón representó más del 40% del crecimiento global de las emisiones mundiales de CO2 en 2021, y las emisiones del carbón se sitúan ahora en un máximo histórico de 15.3 Gt, superando su pico anterior (en 2014) en casi 200 Mt.
Se puede hacer mucho para que el gas natural sea un combustible puente más viable para el trilema energético. Esto significa impulsar la innovación en múltiples frentes para reducir aún más las emisiones de gas natural al tiempo que se impulsa su utilización. Siemens Energy, por ejemplo, reconoce que la transición energética no puede llevarse a cabo en compartimentos estancos y amplía sus capacidades mediante asociaciones estratégicas.
América Latina, último en transición energética
América Latina tiene un avance de sólo el 22% en su índice de transición energética. El primer paso para acelerar este avance es la eliminación de las barreras tecnológicas, sociales y burocráticas que impiden el avance de procesos como la descarbonización y la expansión de las energías renovables, así como el impulso al uso de energías renovables.
América Latina es la región donde se perciben menos avances en las prioridades energéticas en comparación con otras regiones. Como en otros lugares, la expansión de las energías renovables se percibe como el área más madura. Por el contrario, la energía solar fotovoltaica y la captura y almacenamiento de carbono son las que muestran menos avances. Esto puede deberse a los abundantes recursos de energía renovable de la región (principalmente hidroeléctrica, y cada vez más eólica y solar), con un posible impacto en la adopción de las tecnologías destinadas a reducir las emisiones del carbón, que tienen una aplicabilidad limitada en América Latina, ya que el carbón representa sólo el 6% de la generación eléctrica de la región (2020).
Esta es una de las conclusiones que reveló el “Índice de preparación para la Transición Energética: La hora es ahora, aunar fuerzas entre los diferentes actores políticos y privados es clave, para incrementar la transición energética” realizado por Siemens Energy.
América del Norte logró mantener constante el nivel de consumo de energía primaria durante la última década, logrando un crecimiento económico y manteniendo un suministro de energía constante. Sin embargo, hay margen para seguir mejorando: en 2021, el 20 % de la generación de energía en América del Norte seguía proviniendo del carbón, en comparación con solo el 13 % de las energías renovables (eólica y solar).
De acuerdo a los resultados, existen varios puntos ciegos: el diseño de los mercados de emisiones ni siquiera ha comenzado, y el acoplamiento sectorial sigue en fase de planificación. Los avances generales en muchas prioridades energéticas son lentos, y el ritmo debe acelerarse para que la región pueda servir de modelo al resto del mundo.
El índice fue realizado con base en la opinión de más de dos mil expertos en el sector energético en Asia Pacífico, Europa, Medio Oriente, América del Norte y América Latina. Ellos tomaron en cuenta las condiciones que sus países estaban tomando en cuenta y los avances de las medidas implementadas en cada región. El resultado es que ninguna región, incluyendo América del Norte, rebasa siquiera un 35% en avance.
Durante los últimos 20 años el sector energético ha sido el responsable del 71% del total de emisiones CO2 en México, es por eso que se debe de actuar y eliminar barreras tecnológicas, políticas y de infraestructura para que la transición energética sea una realidad a nivel global.
Global Energy Transition Readiness Index by Pedro Mentado on Scribd