América Latina y el Caribe deben tener una economía circular desarrollada por y para la región que se adapte a sus características y desafíos para fomentar una recuperación resiliente de la pandemia de Covid-19. La próxima era del desarrollo debe alejarse de los modelos económicos lineales y extractivos que han causado una degradación medioambiental masiva. Es importante que se enfoque en ser inclusivo con su gente y aprovechar las características y culturas únicas que posee.
En América Latina y el Caribe se pierden y desperdician cada año 127 millones de toneladas de alimentos (un tercio de lo que se produce), mientras que aproximadamente 47 millones de personas padecen hambre en ambas regiones
De acuerdo con el estudio: “Economía circular en América Latina y el Caribe: una visión compartida”, realizado por la coalición de economía circular de América Latina y el Caribe, algunas cifras muestran las dimensiones de los problemas y las oportunidades de la región. En América Latina y el Caribe se pierden y desperdician cada año 127 millones de toneladas de alimentos (más de un tercio de lo que se produce), mientras que aproximadamente 47 millones de personas padecen hambre en ambas regiones.
Cuando observamos la biodiversidad de América Latina y el Caribe, vemos que es una de las más ricas del mundo, con un 40% de la biodiversidad de la Tierra y un 60% de la vida terrestre mundial. Sin embargo, ha observado un descenso del 94% desde 1975, mayor que en cualquier otra zona del mundo. Además, la región cuenta con 9 de los 24 frentes de deforestación mundiales, que son impulsados principalmente por la agricultura, la ganadería, la minería, las infraestructuras de transporte y los incendios.
La economía circular se basa en tres principios impulsados por el diseño: eliminar los residuos y la contaminación, hacer circular los productos y materiales al máximo nivel y regenerar la naturaleza. Este marco presenta una forma de proporcionar prosperidad a largo plazo. Al mismo tiempo se abordan algunos de los mayores retos a los que se enfrenta nuestra sociedad, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Por lo tanto, es una oportunidad para que la región se posicione como un actor clave y se convierta en un líder en la transición global hacia una economía baja en carbono y alineada con los ODS.
El descenso en la biodiversidad en Latinoamérica y el Caribe es el mayor de todas las regiones del mundo, con una disminución promedio del 94% en las poblaciones de vertebrados estudiados.
El descenso en la biodiversidad en Latinoamérica y el Caribe es el mayor de todas las regiones del mundo, con una disminución promedio del 94% en las poblaciones de vertebrados estudiados. La forma en la que producimos nuestros alimentos es la principal causa de la disminución de especies vegetales y animales.
La coalición reconoce que es imposible que alguno de los actores lleve a cabo una transición por sí solo, ya que todos tienen un papel que desempeñar: desde las empresas hasta los gobiernos y los responsables políticos, los ciudadanos, los clientes y las instituciones financieras. Con la ayuda de esta visión, podrán entender su papel, trabajar en colaboración más allá de las fronteras y aspirar a los mismos resultados.
“Tener un entendimiento común de lo que es economía circular y cómo ella debe ser en América Latina y el Caribe es esencial para que empresas y gobiernos realicen esa transición. Esta visión inspiradora ayudará a todos los actores a cooperar, a aprovechar todas las oportunidades e impulsar una nueva ola de desarrollo sobre la base de un modelo de economía circular que beneficia a la sociedad, las empresas y el medio ambiente”, afirmó Luìsa Santiago, Líder para América Latina de la Fundación Ellen MacArthur.
Fundación Ellen MacArthur
La Fundación Ellen MacArthur desarrolla y promueve la idea de una economía circular para abordar algunos de los mayores desafíos de nuestro tiempo, como la contaminación plástica, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.