México se rezaga en el sector del hidrógeno en América Latina, al menos 11 países de la región han publicado o están preparando estrategias y hojas de ruta nacionales sobre el hidrógeno y existe una cartera de 25 proyectos relacionados con el sector de bajas emisiones de carbono están en las primeras etapas de desarrollo.
De acuerdo con el estudio: “Hidrógeno en América Latina De las oportunidades a corto plazo al despliegue a gran escala”, realizado por la Agencia Internacional de Energía (EIA, por sus siglas en inglés), Chile ya tiene publicada una hoja de ruta, mientras que en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Panamá, Paraguay, Trinidad y Tobago, y Uruguay, está en proceso.
Actualmente, América Latina es una de las regiones líderes del mundo en cuanto al uso de energías renovables y puede ejercer un importante papel para impulsar el uso de hidrógeno de bajas emisiones de carbono, un elemento esencial para un futuro con cero emisiones netas a nivel mundial.
En este contexto, el hidrógeno de bajas emisiones de carbono ha captado la atención de los responsables políticos de la región, especialmente debido al potencial de América Latina a largo plazo para producir grandes cantidades de hidrógeno de bajas emisiones de carbono en condiciones competitivas y exportarlas a otros mercados internacionales.
Hidrógeno, catalizador de la transición
El hidrógeno de bajas emisiones de carbono también puede ejercer un papel esencial en la transición hacia energías limpias de la propia América Latina, donde, en los últimos años, se han producido avances y muchos países no solo han anunciado nuevos y ambiciosos objetivos climáticos y energéticos, sino que también han empezado a emprender acciones para alcanzarlos.
Durante la próxima década, las energías renovables variables, la eficiencia energética y la electrificación directa continuarán promoviendo la reducción de las emisiones en la región, utilizando para ello la tecnología existente.
A partir de 2030, los esfuerzos por la descarbonización dependerán cada vez más de tecnologías que actualmente no están disponibles en el mercado. Aquí se incluyen, entre otras, las aplicaciones de hidrógeno de bajas emisiones de carbono que podrían sustituir a los combustibles fósiles allá donde la electrificación directa pueda presentar desafíos, así como favorecer la integración de energías renovables proporcionando almacenamiento de energía a largo plazo.
Hidrógeno, el reto de limpias la industria
Aunque el uso del hidrógeno no emite dióxido de carbono (CO2), los procesos de producción actuales son responsables de elevados volúmenes de emisiones en la región. En 2019, los sectores industrial y de refinación de petróleo latinoamericanos necesitaron más de cuatro megatoneladas (Mt) de hidrógeno (aproximadamente un 5 % de la demanda mundial) para producir, principalmente, amoníaco, metanol, acero y productos de petróleo refinado.
Por tanto, en 2019, para la producción de hidrógeno en la región se necesitó más gas natural que el suministro total de Chile y se emitió más CO2 a la atmósfera que el que emiten todos los vehículos de carretera de Colombia. Casi el 90 % de la demanda de hidrógeno de la región en 2019 se concentró en las cinco principales economías3 y en Trinidad y Tobago, que, por sí solo, contabilizó más del 40 % de la demanda total de hidrógeno.