Artículo Invitado
Pablo Alarcón Dávalos, Director de Utilities & Energy en Everis
El sector de los combustibles de automoción tiene una gran importancia en todas las economías, aunque las características de la red de estaciones de servicio varían considerablemente de un país a otro, lo que dificulta la comparación entre mercados.
Así ocurre en concreto cuando se analiza la transformación digital, ya que los mercados minoristas de combustible no solo tienen una fuerte influencia de factores económicos, culturales y legislativos, sino que se encuentran en distintas etapas de desarrollo y evolucionan a distintas velocidades.
En la mayoría de economías maduras, el número de estaciones de servicio sigue disminuyendo debido a la modernización de la red y la eliminación de los puntos de venta menos rentables. Muchos operadores integrados verticalmente han racionalizado sus negocios de venta minorista de combustible, abandonando ciertos mercados por completo.
Eso crea oportunidades para nuevos operadores, siendo las estaciones anexas a los hipermercados quienes más han desarrollado parcela de negocio en los últimos años.
Pero estas tendencias están lejos de ser homogéneas. En España, por ejemplo, el número de operadores integrados verticalmente se ha mantenido estático durante la última década, pero el número total de estaciones ha aumentado debido a la entrada de operadores independientes y de otras marcas.
Al mismo tiempo, en Alemania la tendencia es firmemente descendente, ya que el número de estaciones de servicio se ha reducido en casi 5000 en los últimos 30 años hasta situarse por debajo de las 14 500, una cifra inferior a la de 1950, según Statista. Italia, por el contrario, lidera Europa con más de 21 000 estaciones de servicio, lo que supone un 50 % más que Alemania.
En las geografías en vías de desarrollo, las dinámicas del mercado también varían considerablemente. En América Latina, las consideraciones políticas y económicas han llevado a varios gigantes petroleros multinacionales a retirarse de la venta minorista de combustible, generando así oportunidades para compañías petroleras regionales locales.
De igual forma, en esos países en evolución, las estaciones de servicio siguen fuertemente orientadas hacia un modelo de negocio de combustible tradicional y el sector está dominado por pequeñas empresas familiares. En Perú, por ejemplo, estos suponen el 60% del mercado y emplean a más de 65 000 personas, de acuerdo con el organismo comercial GESP.
A pesar de los desafíos culturas y técnicos, estamos viendo que los nuevos modelos de negocio se están afianzando en América Latina. Por ejemplo, una compañía petrolera internacional ha comenzado recientemente a desplegar una nueva generación de estaciones autoservicio en Perú.
Hablemos ahora de China, que representa una cuarta parte de todas las ventas de vehículos nuevos en todo el mundo. Las empresas extranjeras han aprovechado la reciente liberalización para acceder a este enorme mercado. Aunque su participación todavía es pequeña, su llegada ha obligado a los actores tradicionales, como las compañías petroleras estatales, a mejorar y modernizar sus servicios.
De hecho, China está pasando a la vanguardia de la innovación en las estaciones de servicio y saltando por encima de los mercados más desarrollados, como lo está haciendo en tantas áreas de la tecnología. Una compañía petrolera internacional con sede en China ha presentado recientemente una “estación de servicio inteligente” piloto que automatiza el repostaje y permite que el cliente complete todo el proceso de compra desde la pantalla táctil de su automóvil conectado a Internet.
A pesar de las considerables diferencias entre países, podemos identificar algunas tendencias de consumo que no varían tanto de un país a otro.
En todo el mundo existe la exigencia común de que las estaciones de servicio ofrezcan a los consumidores más comodidad, rapidez y seguridad al repostar, y también quieren poder comprar algo más que combustible cuando se detengan a repostar.
Algunas estaciones de servicio ya obtienen más beneficios de su tienda de alimentación que de la venta de gasolina, pero está claro que las estaciones de servicio del mañana deberán hacer mucho más que vender golosinas y combustible, independientemente de que ese combustible sea hidrocarburo, hidrógeno o electricidad.
Los operadores de las estaciones de servicio tendrán que pensar en nuevos productos, servicios y estrategias para hacer frente a la innovación desestabilizadora que está arrasando con esta y con muchas otras industrias.
Deben integrarse mejor en el ecosistema digital utilizando tecnologías como los pagos móviles, la automatización y la inteligencia artificial para facilitar la vida de sus clientes y comprender mejor sus necesidades, ya estén relacionadas con su vehículo o con sus estilos de vida cada vez más digitales.
Para sacar el máximo partido a las nuevas tecnologías, los operadores necesitan metodologías e instrumentos para acelerar su aplicación y plataformas cloud para facilitar la formación y la comunicación, que son fundamentales para el éxito de los nuevos modelos de negocio.
En resumen, el sector debe evolucionar para atender las necesidades de movilidad de una gama de vehículos y clientes cada vez más diversa si quieren seguir teniendo un negocio exitoso en el futuro, independientemente de las características especiales de un determinado mercado de combustibles.
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