Desde el 31 de agosto de 1976 el presidente populista Luis Echeverría terminó con 22 años de tipo de cambio fijo cuando devaluó 76% el tipo de cambio para ubicarlo en 22 pesos por dólar. Presionado por una inflación galopante de 30% y una deuda que más que se duplicaba y las relaciones reales de intercambio se deterioraban abruptamente. Para 1982 la devaluación fue de 72% derivada de una hiperinflación de 100%.
En 1994 la macrodevaluación del 20 de diciembre de ese año fue de 44% presionada por una inflación de 159.9% lo cual deterioró nuestras cuentas con el exterior y nos vació las reservas internacionales
Posteriormente, en 1988 la inflación llegó a 160% y la moneda mexicana se ubico en 2,298 pesos por dólar lo que significó una depreciación de 1427% durante el sexenio 1982-1988, el mecanismo de corrección no fue luchar contra la inflación, sino nuevamente devaluar para corregir y meter el tipo de cambio a una banda de flotación. Lo cual, combinado con una reforma monetaria, permitió que durante el sexenio 1988-1994 la paridad cambiaria se mantuviera estable.
Para 1994 la macrodevaluación del 20 de diciembre de ese año fue de 44% presionada por una inflación de 159.9% lo cual deterioró nuestras cuentas con el exterior y nos vació las reservas internacionales; el mecanismo de corrección nuevamente fue combatir la inflación y pasar a un régimen de flotación cambiaria para el peso mexicano lo cual se mantiene hasta la fecha gracias a que los dos gobiernos panistas y el priista mantuvieron una inflación baja y esto permitió mantener estable el tipo de cambio y las tasas de interés.
La nueva época
Durante los últimos 3 meses (abril-junio) del presente año la inflación general ha superado la meta de 3% del Banco de México (Banxico), alcanzando en la primera quincena de junio 6.02% con respecto a la misma quincena del año anterior
En este contexto, durante los últimos 3 meses (abril-junio) del presente año la inflación general ha superado la meta de 3% del Banco de México (Banxico), alcanzando en la primera quincena de junio 6.02% con respecto a la misma quincena del año anterior; sin embargo, la inflación no subyacente, esto es la que contiene los precios de las mercancías más volátiles, ha sido 12.47%, 10.69% y 10.61% para abril, mayo y junio, respectivamente. Lo sorprendente de estos datos es que la inflación no subyacente es un indicador de mayor volatilidad y que a largo plazo podría arrastrar a la inflación general a un porcentaje cercano al 10% o más ante la inestabilidad de los mercados nacionales e internacionales; lo cual obligaría al banco central a seguir subiendo las tasas de referencia como lo hizo el pasado 24 de junio que elevó la tasa de interés de 4.00% a 4.25%.
Cabe mencionar que ante las presiones inflacionarias la tasa de interés de referencia tiende a subir para evitar una depreciación del tipo de cambio. ¿Qué quiere decir esto? Que el Banco de México tiene que coadyuvar a mantener la inflación dentro de los parámetros establecidos en el programa monetario para este año; y que la regulación de los mercados reales y financieros se adecue a mantenerse en los niveles de inflación proyectados.
En conclusión, es fundamental mantener una inflación baja para que las tasas de interés estén en los límites aceptables y que el tipo de cambio se pueda seguir manteniendo en un régimen de flotación cambiaria, esto es, de acuerdo con la oferta y la demanda del mercado.