La inflación en Estados Unidos cierra 2023 en 3.4%, una cifra mayor a la esperada, con lo que recobrar los temores de un mayor impulso en el indicador.
Los precios aumentaron por encima de 3.2% pronosticado por el mercado, según la medición a 12 meses realizada en diciembre y divulgada por el Departamento de Trabajo.
En noviembre el Índice de Precios al Consumo (IPC) registró un incremento de 3.1% anual, en tanto, de noviembre a diciembre aumentó 0.3 por ciento.
De acuerdo con los analistas, el indicador mostró una tasa ligeramente superior a la esperada por los economistas. En un mundo lógico, esta estadística debería haber enterrado las esperanzas de los inversores de que la Reserva Federal empezara a recortar los tipos en marzo, como esperaban desde hacía varias semanas. En lugar de ello, el pronóstico atípico se ha reforzado ligeramente, pasando del 62% de hace unos días al 71% de esta mañana.
En la explicación esto debe verse en el contexto de la inflación subyacente (excluidos alimentos y energía), que se ha contraído ligeramente. Un poco menos de lo esperado, pero fue suficiente para mantener contentos a los inversores, que ni siquiera escucharon a la presidenta de la Fed de Cleveland, Loretta Mester, que descartó una bajada de tipos en marzo, explicando que el banco central aún tiene trabajo por hacer.
La inflación de diciembre se consideró un acontecimiento ligeramente positivo para la relajación de la política monetaria, lo que también puede apreciarse en el rendimiento del bono estadounidense a 10 años, que volvió a caer por debajo del 4%.