José Luis Sosa
El Caballito Económico
La semana pasada, el Presidente Jerome Powell de la Reserva Federal de los Estados Unidos de Norteamérica decidió mantener sin cambio la tasa de interés de referencia en un intervalo de 4.25-4.50% debido a las presiones inflacionarias que en 2024 terminaron en 2.9%, aunque el índice de precios que excluye energía y alimentos aumentó 3.2% anual, cifras que están alejadas del objetivo de la Reserva Federal de 2%.
Cabe destacar que el Presidente de la Reserva Federal tuvo que paliar la oleada de críticas por su decisión, sin embargo los argumentos macroeconómicos y microeconómicos resultan consistentes con su posición. Con ello, en la próxima reunión de la Reserva Federal, si las condiciones se mantienen constantes, no
habrá una disminución en dicha tasa de interés.
Por el contrario, el 6 de febrero de 2025 la Junta de Gobierno del Banco de México decidió bajar 50 puntos base la tasa de interés de referencia para ubicarla en 9.50% anual. El argumento que dio Banco de México fue que la inflación subyacente en la primera quincena de enero de 2025 fue de 3.62%. No obstante, la inflación no subyacente (que incorpora los precios más volátiles, como hidrocarburos, frutas y vegetales) supera el 4.4%.
Aquí conviene señalar que los aumentos en los hidrocarburos que se han registrado recientemente serán un detonador del gasto público, y en consecuencia de la inflación general. Ya que la Secretaría de Hacienda obtuvo ingresos por cuatrocientos mil millones de pesos en 2024 por concepto del IEPS a gasolinas y diésel, lo que representa una fuente de ingresos substancial para el gobierno. Hasta ahora, el IEPS representa el 40% del precio de la gasolina.
Cabe destacar, que la disminución en las tasas de interés no alteró el tipo de cambio. La razón es muy sencilla: no hay demanda de crédito en México. Conviene señalar que el Dr. Jonathan Heath se mostró a favor de una reducción de 25 puntos base, dada las condiciones macroeconómicas (valdría la pena que le regalara su libro al resto de los miembros de la Junta de Gobierno para que todos tuvieran presente las condiciones macroeconómicas). Asimismo, habría que considerar los gastos adicionales
En síntesis, se está dando una discrepancia entre la política monetaria y la política fiscal, cuando en realidad debería haber una convergencia entre ambas políticas para mantener la estabilidad del sistema financiero mexicano.