Según datos del Global Footprint Network, si toda la humanidad tuviera un estilo de vida como el de los estadounidenses necesitaríamos los recursos de 5 planetas similares a la tierra para satisfacer nuestro ritmo de consumo; si tuviéramos un estilo de vida como el Australiano, necesitaríamos 4 planetas y si fuera como el sur coreano se necesitarían 3. Es claro que el estilo de vida y ritmo de consumo es distinto para cada país, pero el calentamiento global no, ese es uno mismo para todos.
En los estudios sobre vulnerabilidad al cambio climático, se ha detectado que los países más afectados por el calentamiento global y en los cuales las consecuencias serán más catastróficas y evidentes, son los países subdesarrollados; siendo que, disponen de menos recursos económicos para prevenir y hacer frente a los resultados.
¿Cómo resolver el problema? es la pregunta más importante, pero es tiempo de acompañar esa pregunta con ¿Quiénes? ¿Quiénes deben de hacerse responsables del combate al cambio climático?
Por otro lado en cuestiones sociales, se ha señalado que las poblaciones minoritarias e indígenas serán las que sufran en mayor cantidad las repercusiones del calentamiento global. Reflexionando estos datos, las poblaciones más afectadas son al mismo tiempo las menos beneficiadas por la dependencia de los combustibles fósiles, mientras que, los países más desarrollados y globalizados son los mejores parados frente a este problema, gracias a una economía que ha crecido a costa de las poblaciones minoritarias y recursos de los países subdesarrollados.
Además, no hay que dejar de lado que actualmente se reconoce que el calentamiento global tiene un costo y que los más afectados, están soportando injustamente una deuda climática de un problema por el que no son responsables. Es cierto que en cuestiones ambientales ¿Cómo resolver el problema? es la pregunta más importante, pero es tiempo de acompañar esa pregunta con ¿Quiénes? ¿Quiénes deben de hacerse responsables del combate al cambio climático?
Para combatir un calentamiento global que no respeta fronteras es sólo justo, que las políticas públicas de los distintos países no se delimiten por ellas.
Para garantizar justicia para los más afectados, es imperante que los países aborden el cambio climático y su impacto en éste, fuera y dentro de su territorio. Sólo de esta manera se podrá garantizar una rendición de cuentas responsable frente al calentamiento global.
Ahora, es cierto que el Acuerdo de París intenta compensar esta deuda promoviendo mecanismos de financiamiento entre países desarrollados y países subdesarrollados; sin embargo, 6 años después de la firma de este tratado se cuestiona, si realmente esta herramienta se creó con el fin de promover la justicia ambiental y no como una falsa solución al problema, de manera que los principales responsables del calentamiento global muestran rendición sin verdaderamente responsabilizarse.
Este tema cobra especial relevancia en la transición energética, ya que muchas de las soluciones propuestas por los países desarrollados dependen del uso de recursos de los países subdesarrollados; evidenciando, que aún no se ha aprendido nada sobre la justicia ambiental. Es momento de priorizar una transición energética justa, en la que se priorice el bienestar de la humanidad, pues sólo de esta manera se logrará hacer frente a un problema global