Llegó el día; los ríos corren secos, las cuencas se estresan al límite. Es momento de sacar las cubetas de pintura, garrafones vacíos o cualquier objeto donde podamos almacenar líquidos. Nadie deberá tirar nunca más agua por un inodoro, estará estrictamente prohibido ducharse más de dos veces por semana; llegó el día cero.
Estados de México con mayor estrés hídrico. Fuente: Instituto de Recursos Mundiales, 2019
Ciudad del Cabo, Sudáfrica, nos mandó un mensaje claro en 2018: los efectos del cambio climático están aquí. No sabemos con exactitud cuánto tiempo nos queda para que la escasez absoluta nos alcance, lo que sí sabemos es que México es el segundo país de América Latina con mayor estrés hídrico; los estados del territorio de mayor riesgo son Baja California Sur (B.C.S.), Baja California (B.C.), Sonora y Sinaloa (WRI, 2019).
“Habitualmente, los hidrólogos miden la escasez de agua a través de la relación agua/población. Una zona experimentará estrés hídrico cuando su suministro anual de agua caiga por debajo de los 1.700 m3 por persona. Cuando ese mismo suministro anual cae por debajo de los 1.000 m3 por persona, entonces se habla de escasez de agua. Y de escasez absoluta de agua cuando la tasa es menor a 500 m3” (ONU, 2014)
En México tenemos una tasa de crecimiento poblacional promedio del 1%, en algunos estados como B.C.S. de hasta el 2.3%. La relación agua/población actual, sumado a los diversos contaminantes tóxicos antropogénicos que se encuentran en aguas locales, nos indica que es nuestra responsabilidad el comenzar a implementar nueva infraestructura de producción, distribución y almacenamiento de recurso hídrico.
Las soluciones de mayor madurez comercial ante la creciente demanda de recurso y escasez hídrica son la desalinización y tratamiento de agua. No obstante, y en particular, los sistemas de desalinización han causado diversas dudas y preocupaciones a organizaciones ambientalistas respecto a los posibles impactos de largo plazo. Por otro lado, la experiencia de más de 15,906 plantas desalinizadoras en operación dentro de 177 países, con un total de 95.35 millones de m3/día de capacidad de desalinización, han permitido que serios estudios y soluciones se presenten en el tema (Bundschuh, 2021).
Acorde a un recién artículo publicado en Water Research de la Asociación Internacional del Agua (IWA) los posibles impactos medioambientales del proceso de desalinización pueden ser “totalmente controlados para no ser una amenaza a largo plazo” (IWA, 2020).
La salmuera es un subproducto de la desalinización y es señalada como uno de los principales problemas medioambientales de estos sistemas. Se estima que por cada m3 de agua desalada se obtienen 1.5m3 de salmuera. De no ser gestionada correctamente puede ser un peligro para el ecosistema marino al alterar la calidad de los mares. Sin embargo, los desechos de salmuera pueden ser controlados por medio de “adecuados sistemas de desagüe” (IWA, 2020) que disuelvan este subproducto hasta niveles despreciables. Por otro lado, también podría ser adherido como suministro a procesos industriales de producción de sal.
Respecto al tema energético, el consumo de energía de los sistemas de desalinización se ha reducido drásticamente en las últimas décadas. En la actualidad, se presentan consumos de 3 kWh/m3 o menos (Bundschuh, 2021), siendo la utilización de energía renovable una opción viable, así como una vía para descarbonizar la demanda energética.
“Si se gestiona adecuadamente, la desalinización podría ser un volante para el desarrollo, con un mínimo de impactos sociales negativos” (IWA, 2020).
Es una realidad que el recurso hídrico para nuestras ciudades es cada vez más escaso mientras que el número de pobladores aumenta. Los sistemas de desalinización y tratamiento de agua han alcanzado una madurez tecnológica que brinda soluciones con el mínimo impacto medioambiental y siendo económicamente viables. Sin embargo, sistemas de gestión para la obtención del recurso hídrico, desechos y producción de energía renovable deben de ser implementados rigurosamente para no exponer al ecosistema marino y localidades cercanas a estos proyectos, así como sistemas de tratamiento de agua adheridos. La desalinización puede no resolver el problema por completo, pero sí ser parte de la solución ante la escasez.
Rocío Amparan
Referencias
Bundschuh, J. (2021). State-of-the-art of renewable energy sources used in water desalination: Present and future prospects. Desalnation.
Gobierno del Estado de Baja California Sur. Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad, Dirección de Informática y Estadística. (2020). BAJA CALIFORNIA SUR. INFORMACIÓN ESTRATÉGICA 2020.
International Water Association. (2020). Can seawater desalination be a win-win fix to our water cycle? Water Research, 82.
ONU. (2014). La escasez de agua. Obtenido de https://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/scarcity.shtml
WRI. (2019). Aqueduct Global Maps 3.0 Data. Obtenido de https://www.wri.org/data/aqueduct-global-maps-30-data