Autor: Ramses Pech – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos
El mundo ha decidido a continuar con la utilización de combustibles fósiles, para el poder realizar la transición energética. Basada en la electrificación del mundo del futuro. La cual, estará sustentada de las ganancias que resulten de la comercialización de los combustibles fósiles en las próximas cinco décadas.
Sabemos que el carbón, el petróleo crudo, y el gas natural, son las fuentes principales de la energía, al ser empleados en forma directa, o por medio de sus derivados, que provengan de estos, como los que resultan del petróleo crudo.
Actualmente, el mundo consume alrededor de 9,222 millones de litros diarios entre gasolina y diésel, principales combustibles para el transporte en el mundo. A los cuales el 52 % del total del consumido, corresponde a la gasolina, y el 48 % el diésel.
Esta cantidad de consumo origina una producción de 25 millones de toneladas diarias de dióxido de carbón equivalente (tCO2e) a la atmósfera. Los cuales el 52 % corresponde al diésel, y el 48 % la gasolina.
Esto significa, que la calidad del aire está comprometida, debido a que por cada tCO2e producido, es desplazado en aproximadamente 1.6 toneladas de oxígeno. El dióxido de carbono (CO₂, desplaza al oxígeno en el aire, porque se encuentra en la atmósfera en mayor concentración, y tiene un efecto de desplazamiento sobre otros gases, incluyendo el oxígeno.
Esto significa que en forma diaria, son desplazados, alrededor de 40 millones de toneladas de oxígeno. Esto da lugar, a tener una pobre calidad en el aire, y que entran a los pulmones de los seres vivos. Además, que se tiene una reacción química de la combustión, incompleta al quemar la gasolina, y produce moléculas de monóxido de carbono a la atmósfera, y a estas, no son absorbidas, por los seres vivos que realizan la fotosíntesis en forma diaria.
Sí, a lo anterior sumamos, que la edad promedio de todos los vehículos en el mundo está entre los 12 y 16 años. Dicha cifra, es calculada al sumar la edad de todos los vehículos en circulación, y dividiendo, el resultado entre el número total de vehículos.
Esto significa, que la contaminación puede aumentar, derivado de la falta de mantenimientos preventivos adecuados, y que no están alineados en tiempo con las especificaciones de cada unidad establecidas. Una unidad que circula, en un periodo de tiempo, tiene desgastes en sus piezas, y que pueden deteriorarse en forma rápida. Esto puede reducir el rendimiento de litros consumidos por kilómetros recorridos, teniendo unidades deficientes circulando en las calles.
Entonces, al tener un alto tiempo de utilización de las unidades, y el tener un parque vehicular; que está fuera en su mayoría de nueva tecnología, tiene como consecuencia, el tener un menor rango de kilómetros por cada litro consumido.
¿Cómo debe, entonces, el mejorar la quema de estos combustibles? Ante una falta de oxígeno en la mezcla, que lleva a lugar en las cámaras de combustión con base al aire que entra, para poder mover los pistones de las unidades, ante unidades cada día menos eficientes.
En el mundo, han sido creadas mezclas a los combustibles, que ayuden, sobre el todo, al mejorar a la reacción de la combustión, al adicionar oxigenantes como el etanol o el MTBE. Los cuales tratan de mejorar la reacción química de la combustión. El etanol, es considerado una mejor opción para la combustión que el MTBE, especialmente en términos de sostenibilidad y menor impacto ambiental. El etanol, como biocombustible, es renovable y puede producirse a partir de fuentes vegetales como la caña de azúcar, mientras que el MTBE es un derivado del petróleo. El etanol puede aumentar el octanaje de la gasolina, lo que puede ayudar a mejorar el rendimiento del motor. Además, el etanol tiene un porcentaje de oxígeno en peso del 34.8 %, mientras que el MTBE es del 18.2 %, dando una mejor potencia al motor.
Aproximadamente el 80 % del etanol producido en el mundo (312 millones de litros diarios), se utiliza como combustible en la industria del transporte. El etanol se mezcla con gasolina para mejorar el rendimiento, y reducir la contaminación. Una mezcla común es la E10, que contiene un 10 % de etanol y un 90 % de gasolina. Pero existen mezclas del tipo E85 (85 % etanol, y un 15 % de gasolina).
A todo esto, a donde queda México. Actualmente, consumen alrededor de 207 millones de litros diarios entre gasolina y diésel. Produciendo 550 mil toneladas diarias de tCO2e, y desplazando alrededor de 880 mil toneladas de oxígeno. Adicionalmente, debemos el considerar con base a la orografía que tiene el país, principalmente en zonas metropolitanas de Monterrey, Guadalajara o Zona del Valle de México, que están a diferentes alturas sobre el nivel del mar. Esto ocasiona que aunque la concentración de oxígeno en el aire, debe ser la misma en todos los niveles, la presión parcial del oxígeno disminuye a medida que aumenta la altura, lo que puede afectar la eficiencia de la reacción de la combustión, por no obtener oxígeno de forma eficiente.
Por lo tanto, debe haber un adecuado, balanceo químico. El cual, consiste en igualar, el número de átomos de cada elemento en los reactivos. y los productos de una ecuación química, como el de la combustión; asegurando que se cumpla la ley de conservación de la masa. Al haber más oxígeno, puede haber menos gases o partículas que afecten al medioambiente.
En un estudio reciente realizado en Nuevo León, sobre la utilización de una mezcla de etanol al 885 % y un 15 % en automóviles del transporte público, y realizado entre la Secretaría del Medio Ambiente del estado, y el US Grains Council, indican que puede haber una mejora en cuanto a la calidad del aire.
En la prueba piloto respectiva, al hacer el comparativo de los resultados con la gasolina magna de bajo azufre, vendida en Nuevo León, podemos encontrar que la producción de tCO2e por cada litro está en el rango entre los 2.5 a 3.5. Mientras que la del tipo E85, puede llegar entre los 1.30 a 1.50 tCO2e. Esto significa, una reducción de entre un 40 a 55 % de menos gases de efecto invernadero, abonando una mejor calidad del aire. Sabiendo que en Nuevo León, consumen más de 7 millones de litros diarios de gasolina, y producen 18.7 millones de tCO2e, al usar este biocombustible, y si fuera el caso que todos los vehículos consumieran el E85 en el estado, producirían no más de 11 millones de tCO2e. A donde habría, 12 millones de toneladas de moléculas de oxígeno, sin ser desplazadas, y esto mejoraría a la calidad del aire en el estado.
Haciendo el cálculo respectivo del precio unitario de la gasolina magna, respecto al E85, y en el cual está incluido en cada uno de estos, los impuestos (IEPS e IVA), costo en las terminales de almacenamiento, y reparto, y el indicador de ganancia; observa que existe un ahorro de entre los 3.50 a 3.80 pesos por litro.
El resultado analizado, y con base en los datos observados de la prueba piloto, podemos concluir: habría una mayor cantidad de oxígeno en el aire de Nuevo León, y tendría, a lugar, ahorros sustanciales al consumidor. Además de tener un mejor rendimiento por cada litro por kilómetro recorrido.
Ahora, y con esta información, será necesario el determinar, a qué mercado debe ser apoyado su uso, siendo el de transporte público el más adecuado, y al cual podría estar incluido el de transporte por medio de las aplicaciones.
Solo faltaría por resolver los costos finales por cada kit de conversión de gasolina magna a E85. Aplicando un programa de beneficios, al transporte público por medio de subsidios para la adquisición de los KIT’s. Además del poder de hacer un proyecto de crecimiento, para la creación de nuevas estaciones de servicio, con biocombustibles, o adaptar alguna de las más de 700 estaciones de servicio que tiene el estado para despachar el E85.
El mundo no dejará de usar a los combustibles fósiles, y sus derivados. Pero habrá una adaptabilidad, en cuanto, a la mejora del rendimiento de litros por kilómetro recorridos, a todos aquellos que su tiempo de utilización sea mayor, y puedan el adaptar el tener un carro que consuma E85. Cuyo objetivo es el contribuir, a tener menos gases, o partículas que emanen de su escape de su unidad automotriz.
El consumidor debe adaptarse a la tecnología, y los productores de combustibles, deben de mejorar a estos, o incursionar en balancear con los biocombustibles, y con esto, el generar una cadena de productividad mayor, al integrar al sector agropecuario con el de la transformación de los hidrocarburos.
México puede aceptar este reto.