Ayax Gutiérrez Villascán
Especialista en derecho energético
La transición energética implica un cambio en el uso de las fuentes de energía disponibles en un determinado territorio, en concreto, significa dejar de lado el uso de los hidrocarburos y sustituirlos de forma paulatina por energías renovables.
Los hidrocarburos han sido parte esencial en el desenvolvimiento diario de toda sociedad a nivel mundial desde hace varios siglos, en particular, con la llegada de la revolución industrial en el siglo XVIII.
La vida tal cual la presenciamos hoy en día no sería la misma sin el uso de hidrocarburos, esta afirmación resalta la importancia de los hidrocarburos en nuestra vida diaria. Sin embargo, el aspecto negativo de su uso trastoca al medio ambiente, toda vez que, se han afectado los ecosistemas a nivel mundial derivadode las actividades petroleras, principalmente.
El menoscabo ambiental que el ser humano ha propiciado a través de la utilización desmedida de los hidrocarburos con el paso de los años a su entorno de flora y fauna, así como a su propio bienestar, ha ocasionado la búsqueda y desarrollo de fuentes de energía alternativas que logren reemplazar de forma eficaz a los hidrocarburos.
Representa un enorme reto el poder materializar lo expresado en el punto anterior, debido a una serie de condiciones propias de las fuentes de energía alternativas a los hidrocarburos, en específico de las energías renovables. Este tipo de energías poseen grandes ventajas ambientales, pero, en contraste implican múltiples adversidades para su pleno funcionamiento en las actividades cotidianas e
industriales que toda sociedad requiere actualmente. Dentro de esas complicaciones referidas se encuentran: que no todos los territorios son viables para desarrollar ciertos tipos de energías renovables, ya que algunos lugares carecen de ciertas características geográficas para su uso (falta de cuerpos de
agua y/o yacimientos geotérmicos, zonas áridas con poco viento, entre algunas otras), otro factor es la intermitencia de algunas fuentes renovables, debido a que su disponibilidad no es 24/7, además, el costo económico para la generación de proyectos renovables es otra complicación a resaltar, puesto que no todos los países cuentan con la solvencia económica para hacer que estos proyectos renovables sean posibles, aunado a esto, el complejo progreso tecnológico para detonar herramientas, planes y proyectos renovables que resulten alternativas reales que logren sustituir al cien por ciento a los hidrocarburos, son algunas de las complejidades actuales intrínsecas al desenvolvimiento y uso pleno de las energías renovables a nivel mundial.
Hoy, plantearnos la pregunta respecto a si los hidrocarburos ¿Pueden contribuir con la transición energética en México?
La respuesta es un sí, dicha afirmación encuentra su sustento en la premisa de que no podemos de tajo dejar de utilizar los hidrocarburos para realizar nuestras actividades diarias, sin embargo, sí podemos ir trabajando en desarrollar las condiciones ambientales, económicas, tecnológicas y sociales que nos permitan ir sustituyendo progresivamente los hidrocarburos con energías renovables.
Para ello, lo primero es identificar qué hidrocarburos son los más y menos contaminantes, con lo cual podremos determinar que aquellos hidrocarburos sumamente contaminantes como el combustóleo debemos dejarlos de usar de inmediato.
Mientras que aquellos cuyo grado de contaminación sea menor, debemos tenerlos como fuente base de energía a corto y mediano plazo, con la convicción de hacer posible a largo plazo que las energías renovables sean nuestra fuente de energía primaria. En este sentido, el hidrocarburo que por sus condiciones permitirá agilizar la transición energética en México y en todo el mundo es el Gas Natural.
Desde un enfoque técnico, la Secretaría de Energía establece que el gas natural es la mezcla de gases que se obtiene de la extracción o del procesamiento industrial y que es constituida principalmente por metano. Usualmente esta mezcla contiene etano, propano, butanos y pentanos. Aunque puede contener dióxidode carbono, nitrógeno y ácido sulfhídrico, entre otros. Puede ser Gas Natural Asociado, Gas Natural No Asociado o gas asociado al carbón mineral 1 .
El gas natural es el combustible fósil con menor impacto medioambiental de todos los utilizados en la cadena de valor de los hidrocarburos, tanto en las etapas de extracción, procesamiento y transporte, como en la fase de utilización (comercialización).
Respecto a la fase de extracción, la única incidencia medioambiental está ligada a los pozos en los que el gas natural se encuentra ligado a yacimientos de petróleo que carecen de sistemas de reinyección. En esos casos el gas se considera como un subproducto y se quema en antorchas.
Por otro lado, en su etapa de transformación (procesamiento) la implicación ambiental es mínima, limitándose a una fase de purificación y en algunos casos, eliminación de componentes pesados, sin emisión de efluentes ni producción de escorias. El gas natural se caracteriza por la ausencia de cualquier tipo de impurezas y residuos, lo que descarta cualquier emisión de partículas sólidas, hollines, humos, principalmente, además permite en muchos casos el uso de los gases de combustión de forma directa (cogeneración) o el empleo en motores de combustión interna 2 .
Dando continuidad a lo anterior, las consecuencias atmosféricas del uso del gas natural son menores en comparación con otras fuentes de energía fósiles por las siguientes razones:
1 La menor cantidad de residuos producidos en la combustión permite su uso como fuente de energía directa en los procesos productivos o en el sector terciario, evitando los procesos de transformación como los que tienen lugar en las plantas de refinación del crudo.
2 La misma pureza del combustible lo hace apropiado para su empleo con las tecnologías más eficientes: generación de electricidad mediante ciclos combinados, la producción simultánea de calor y electricidad mediante sistemas de cogeneración, climatización mediante dispositivos de compresión y absorción.
3 Se puede emplear como combustible para vehículos, tanto privados como de transporte público, mejorando la calidad medioambiental del aire de las grandes ciudades 3 .
El gas natural ha sido considerado durante mucho tiempo como una alternativa de transición para un mundo que busca reemplazar los hidrocarburos con energías renovables. A medida que se materializan diversos proyectos renovables como la construcción de paneles solares, parques eólicos, centrales hidroeléctricas, explotación de yacimientos geotérmicos, entre algunos otros, el gas natural es el
sustituto ideal de los combustibles “más sucios”, como el carbón y el petróleo para ser la fuente primaria de energía utilizada en múltiples industrias. El gas natural es una fuente de energía más limpia en el sentido de que su combustión produce menos contaminantes convencionales, en comparación con la combustión de carbón o petróleo 4 .
Por tal razón, el gas natural es el hidrocarburo clave para acelerar la transición energética no solo en México sino a nivel mundial, mismo que es catalogado como el “hidrocarburo de la transición” por sus condiciones químicas que ayudan a eficientar las actividades productivas e industriales y conjuntamente implica un grado de contaminación ostensiblemente menor en contraste con el uso del
petróleo y sus derivados.
A la par del uso del gas natural, otra alternativa de fuente de energía menos contaminante es la bioenergía, que a través de los biocombustibles (biogás, etanol, biodiesel, bioturbosina) por su composición química (una mezcla de sustancias orgánicas como el maíz, la caña de azúcar, ente otras; que son utilizadas como combustible) pueden ser de gran utilidad para su empleo en diversas actividades convencionales e industriales.
La finalidad de este tipo de energías antes señaladas es desapegarnos de las fuentes de energías fósiles, para ello, es fundamental apoyarse de energías no renovables que sean menos contaminantes que el resto de las tradicionales, como el caso del gas natural, considerado el hidrocarburo base y clave para generar una transición energética efectiva hacia el uso pleno de las energías renovables como fuente primaria en la generación de energía hacia el futuro.
De tal forma que, este cambio debe ser paulatino, bien planificado y que garantice la seguridad energética de un determinado país, es decir, que la oferta energética sea continua, segura, equitativa y asequible para su población, permitiendo así, suficiencia energética para el desarrollo de actividades cotidianas, productivas e industriales. La celeridad de la transición energética depende en demasía de una solidez normativa que regule de forma correcta y clara todas las actividades en las que se desarrollen energías renovables. Y a su vez, se tenga un buen diseño de políticas públicas, así como un respaldo financiero público y privado para llevar a cabo en la práctica este cambio energético.
La transición energética no sólo representa un esfuerzo a nivel nacional, sino que implica un compromiso de transformación a nivel mundial.
La descarbonización debe lograrse de forma que se fomente el crecimiento económico continuo, garantizando la seguridad y equidad energética, así como priorizar la sostenibilidad social y ambiental. De tal forma que las implicaciones sociales de la descarbonización pueden ser muy positivas en la medida en que haya oportunidades para que todas las sociedades o comunidades y los individuos que forman parte de estas se involucren directamente en el desarrollo de acciones apropiadas para reducir su consumo energético y, por tanto, las emisiones de contaminantes a la atmósfera. De esta manera, los gobiernos tienen un papel fundamental en hacer posible esa inclusión, por medio de: programas focalizados en acceso a la energía para comunidades marginadas; regulaciones que democraticen la adopción de energías renovables para todo tipo de individuos; implementar mecanismos financieros que faciliten el otorgamiento de créditos o generar incentivos fiscales que impulsen el uso de tecnologías sustentables en hogares y edificios en general; fijar programas de eficiencia energética para la reducción de consumo de energía en todas las industrias productivas y viviendas del país; así como fomentar campañas de comunicación que expliquen tanto a poblaciones rurales como urbanas de los beneficios de la transición energética y el uso de las energías renovables 5 .
La contribución en el uso de energías renovables no es exclusiva de las compañías estatales o privadas, también la sociedad puede y debe adoptar acciones para hacer uso de fuentes renovables: ejemplo de ello es la instalación de paneles solares ya sea para generar electricidad propia en los hogares o hacer uso de calentadores solares para usos domésticos; asimismo, podemos adquirir autos híbridos, eléctricos, convertir motores de consumo de gasolina a consumo de gas natural vehicular o aprovechar los biocombustibles. Además, en diferentes sectores e industrias se puede aprovechar la materia orgánica para producir energía eléctrica y térmica; inclusive generar proyectos recreativos derivados del uso de energías renovables como asignar espacios acuáticos (aguas termales, albercas, sauna) donde se aproveche la energía calorífica del interior de la Tierra, por mencionar algunas medidas o acciones en el uso de energías renovables.5.
Un componente importante para el desarrollo de proyectos que utilicen gas natural, así como energías renovables, es el apoyo fiscal a este tipo de proyectos.
En el caso de México, ejemplo de lo anterior sería generar estímulos fiscales para cambiar la flotilla del transporte público como autobuses o metrobuses que usan diésel u otros petrolíferos, por unos que usen gas natural o bioenergéticos como combustibles.
Finalmente, considero necesario adicionar el término de energías intermedias o de transición en la legislación energética mexicana. Podemos definir a este tipo de energías como aquellas que son más sustentables o menos contaminantes, en comparación con las energías derivadas de fuentes fósiles altamente contaminantes como el uso del petróleo y sus derivados.
El uso de estas energías de transición genera una menor cantidad de contaminantes, pero aun así contaminan más que algunas fuentes de energía limpia o una renovable. V. gr., la energía generada con los productos del procesamiento de esquilmos agrícolas o residuos sólidos urbanos, energía derivada del gas natural, la energía generada por centrales de cogeneración, entre otras. A raíz de todo lo plasmado con anterioridad, resalto la importancia que tiene el gas natural en la transición energética de México, este hidrocarburo es la piedra angular de la multicitada transición energética a nivel mundial. El generar esquemas normativos y estímulos fiscales, en conjunto con el apoyo financiero gubernamental y de capital privado, facilitará la implementación de proyectos y uso masivo de este hidrocarburo en la mayoría de actividades cotidianas e industriales en el país. Lo anterior permitirá replicar y adaptar dichos esquemas,
estímulos y apoyos a los proyectos de energías renovables, configurando así las bases para propiciar un desenvolvimiento sólido de estas fuentes de energía en territorio nacional.
Bibliografía
1 Cfr. Secretaría de Energía, (10 de julio de 2015), ¿Qué es el Gas Natural?, recuperado de
https://www.gob.mx/sener/articulos/que-es-el-gas-natural-9649
2 Cfr. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, (s.a.), Gas
Natural y Medio Ambiente, recuperado de https://www.miteco.gob.es/es/energia/hidrocarburos-nuevos-
combustibles/gas/gas.html#:~:text=El%20gas%20natural%20es%20el,en%20la%20fase%20de%20utilizaci%C3%B3n.
3 Ídem.
4 Cfr. Organización de las Naciones Unidas, (12 de junio de 2023), ¿Es el gas natural el combustible de
transición que el mundo necesita?, recuperado de https://www.unep.org/es/noticias-y-
reportajes/reportajes/es-el-gas-natural-el-combustible-de-transicion-que-el-mundo
5 Cfr. García Alcocer, Guillermo Ignacio, “La transición energética hacia las tecnologías limpias: un motor
para el desarrollo de México”, en Anglés Hernández Marisol y Palomino Guerrero Margarita (coords.),
Aportes sobre la configuración del derecho energético en México, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, 2019, pp. 114-11