BYD, el mayor productor de coches eléctricos del mundo arranca la construcción de su primera gigafábrica de baterías de sodio en Xuzhou (provincia de Jiangsu, al este de China). Los trabajos comenzaron el pasado 4 de enero, y está previsto que la empresa invierta aproximadamente 10,000 millones de yuanes (1,400 millones de dólares) en el proyecto, que dará como resultado una planta con 30 GWh de capacidad anual.
El gigante chino aspira a convertirse en el principal proveedor de baterías de sodio para coches eléctricos del planeta. Esta tecnología se ofrecerá inicialmente en dos de sus modelos más pequeños, los Seagull y Dolphin, que gozan de un enorme éxito entre el público gracias a sus ajustados precios. Lo más probable es que las nuevas baterías se introduzcan a finales de este año o principios del que viene.
Actualmente, el Seagull se comercializa en su mercado natal en dos versiones, ambas dotadas de baterías LFP (litio-ferrofosfato). La versión de acceso monta un pack de 30 kWh que le proporciona una autonomía de 305 km CLTC, mientras que la variante superior llega a 39 kWh y 405 km CLTC. El motor de 75 CV (55 kW) y 135 Nm es común.
El Dolphin vendido en Europa, que resulta ligeramente más largo que el chino, también se ofrece exclusivamente con baterías LFP. Su gama está compuesta por tres opciones mecánicas: Active (95 CV, 45 kWh, 340 km WLTP), Boost (177 CV, 45 kWh, 310 km WLTP) y Comfort/Design (204 CV, 60 kWh, 427 km WLTP).
Los Seagull y Dolphin serán los primeros modelos en recibir las nuevas baterías de sodio de BYD
A pesar de que las baterías de sodio ofrecen una menor densidad energética que las de litio, disfrutan de varias ventajas que las convierten en una alternativa de gran potencial dentro del sector del coche eléctrico. Para empezar, el sodio es un material más abundante, fácil de extraer y barato que el litio; además, resulta más sencillo de reciclar.
Otro punto destacado es su buen rendimiento en un amplio rango de temperaturas, lo que las hace ideales tanto para climas fríos como cálidos. En cuanto a sus índices de seguridad, todo apunta a que se situarán en la misma liga que las baterías LFP, mucho más estables que las típicas NCM (níquel, cobalto, manganeso).
Dado que el sodio y el litio son relativamente similares desde un punto de vista químico, BYD no tendrá que invertir en nuevos métodos de producción, ya que ambos tipos de baterías se benefician de los mismos procesos, algo que seguramente ayude a agilizar la adopción de esta nueva y prometedora tecnología.